Can I be him or her?

The queen and her love

El ambiente en la habitación era lo suficiente ardiente como para quemar el cuerpo de alguien, de hacerlo sentir la necesidad de saciar una sed incontrolable. Su lengua recorrió desde su clavícula hasta el inicio de su pecho, sus dientes recorrieron su piel, dejando la marca de una bestia que sólo encontró el control bajo las uñas de su víctima. No tuvo conciencia de sí, hasta que un gemido escapó de sus labios y se encontró con el oído de la persona que lo había provocado. Escondida entre sus piernas, bajo toda la maraña de cabellos rubios y con la lengua en su sexo, sus uñas enterradas en sus muslos para impedirle escapar. Parecía más un espectáculo, uno erótico que ambas estaban dispuestas a volver a comenzar. Cada una intentaría dominar a la otra y en algún intento, una de las dos ganaría y haría gritar de placer a la otra, le provocaría la misma excitación y los mismos gemidos, haría su piel ponerse de gallina y verla retorcer hasta llegar al extacis. No fue hasta que la morena cayó rendida y con la respiración agitada a su lado, una sonrisa cansada pero llena de felicidad, pintada en sus labios, los cuales, hace ya bastante habían perdido el color del labial.

- entonces... - mencionó su acompañante mientras se apoyaba sobre sus codos y le miraba, los labios hinchados, sus mejillas rojas y los cabellos enredados.

- tú ganas - una risa sincera escapó de su garganta a través de sus labios mientras se acomodaba los cabellos.

- yei! - celebró la blonda mientras miraba a la reina cubrirse con las sábanas de la cama. - si sabes que no debes de cubrirte, cuando ya conozco cada rincón de tu cuerpo, ¿verdad? - aquel comentario sólo la hizo volver a reír.

- tan desvergonzada como siempre, princesa - el puchero que apareció en sus labios le provocó acercarse nuevamente a ella para besarla. - ya, no te molestes - una sonrisa floreció en sus labios, aún contra los suyos.

- eres una boba - mencionó en forma de broma mientras le tomaba del rostro y acariciaba el rostro con tanta vehemencia. - pero eres mi boba y te amo así, mi reina - la felicidad se respiraba ahora en la habitación real.

- también te amo, mi princesa - estaba por besarla cuando un golpe en la puerta, las hizo apartarse. - ¿si? - observo las puerta de madera por encima de su hombro.

- mamás, ya hicimos esperar demasiado a los abuelos - el rostro de la reina perdió color e hizo una mueca. - tienen cinco minutos para terminar de prepararse o la abuela vendrá por nosotros - la morena giró los ojos. - y se que no os gustará si ella viene - un bufido apartó su atención de la puerta.

- enseguida iremos, hijo - la rubia se levantó de la cama sin cubrir su cuerpo y sin pudor alguno.

- está bien, las estaré esperando con Sir Jonás - los pasos alejándose las advirtieron de que el muchacho ya se había retira.

- bueno - se cruzó de brazos mientras miraba a la morocha desde el otro lado de la habitación mientras sonreía de manera pícara. - debemos darnos prisa, ¿no? - le miró y sonrió, completamente divertida, hacia solo unos meses que vivían juntas y aún recordaba a la "princesa recatada" que los encantadores le habían presentado.

Su memoria viajó y recordaba el día en que ellos se habían presentado en su castillo, con su hijo y con una rubia desmemoriada.

Flashback

La mañana había sido aburrida, desde que el arquero de aquel mundo se había ido sin dar explicación alguna, los días se volvían muy grises y sin ganas. Se daba cuenta que su otra mitad tenía razón, ese Robin no era como el que ella recordaba y al final, le había dejado ir cuando no tenía razón de estar ahí.

Suspiró mientras se envolvía en la bata de dormir y caminaba hacia la terraza de su habitación. Fue justo cuando admiraba el horizonte, cuando a lo lejos divisó el carruaje de los encantadores. Frunció el ceño, completamente extrañada, se suponía que en ese reino, los encantadores estaban muertos y el único que le visitaba, de vez en cuando, era Henry, aunque en ese lugar, su hijo era ya un rey y muy pocas veces tenía tiempo para verle, pues siempre tenía trabajo o salía a ayudar con el pueblo.