𝕷𝖎́𝖇𝖗𝖆𝖓𝖔𝖘 𝖉𝖊𝖑 𝖒𝖆𝖑

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𝙎𝙚́ 𝙦𝙪𝙚 𝙡𝙤 𝙙𝙚𝙨𝙚𝙤, 𝙥𝙚𝙧𝙤 𝙩𝙚𝙣𝙜𝙤 𝙢𝙞𝙚𝙙𝙤.



¿𝙈𝙞𝙚𝙙𝙤 𝙥𝙤𝙧 𝙦𝙪𝙚 𝙨𝙤𝙮 𝙪𝙣𝙖 𝙢𝙖𝙡𝙖 𝙥𝙚𝙧𝙨𝙤𝙣𝙖?

𝙈𝙞𝙚𝙙𝙤 𝙙𝙚 𝙦𝙪𝙚 𝙮𝙤 𝙡𝙤 𝙨𝙚𝙖.

⚠ Contenido +18 de tipo sexual y extremadamente gráfico, hasta me siento sucio por haberlo escrito; algo de blasfemia; un poquín de estrangulamiento en el acto, casi nada ⚠

⚠ Contenido +18 de tipo sexual y extremadamente gráfico, hasta me siento sucio por haberlo escrito; algo de blasfemia; un poquín de estrangulamiento en el acto, casi nada ⚠

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Lluvia engelante en medio de la noche, la última sesión espiritista había visto su final con asistencia baja. El Padre Murdock levantaba sus objetos, entre ellos su biblia especial, aquél documento en braille que utilizaba para leer a quienes oían su misa.

La Hermana Maggie cerraría las puertas de la Iglesia ya que las noches en Hell's Kitchen iban de mal en peor desde que Wilson Fisk se había hecho con la ciudad. Vigilantes se habían alzado en distintos lugares de Nueva York, incluso Harlem tenía un defensor; sin embargo, el sitio de su iglesia estaba desierto en un punto muerto.

La mujer pegó un grito cuando la puerta se abrió de golpe dejando entrar una ventisca que azotó el sitio con su frialdad. Un pelinegro se abrió paso al templo con quietud siendo únicamente el sonido de su bota militar contra el suelo el único compás.

—Lo siento, señor, estábamos a punto de cerrar —notificó la monja.

—No te preocupes, yo me encargo —aclaró el Padre—. No se puede negar la fe a almas en pena. Almas que desconocen lo que necesitan.

Murdock sabía de quién se trataba, era el mismo hombre que recurrentemente visitaba la iglesia a deshoras para confesar sus pecados y purgar su dolor. También la Hermana Maggie lo sabía, tenía la orden directa de retirarse siempre que el pelinegro entraba al templo así como cualquier otra de las monjas.

Nunca fui alguien de fé, le dijo Frank Castle tiempo atrás en el confesionario.

Nadie lo es hasta que siente un llamado, explicó Matthew del otro lado.

¿Un llamado? , cuestionó el pelinegro.

Sí. Muchos desean escuchar aquello que Dios tiene para decirles, no obstante, nunca habla. Dios susurra y debes escuchar lo suficientemente atento para entenderlo.

El otro se mantuvo en silencio por unos momentos, tratando de escuchar ese susurro pero cada vez se convencía más de que todo era una tontería. No debía estar allí. El padre Murdock sabía muy bien qué era aquello que el pelinegro necesitaba expulsar de su interior, no solo era el peso de la culpabilidad de sus pecados, sino también la razón que se escondía debajo de ellos y le carcomía el alma.

Saulo de Tarso, conocido como Saulo Pablo, fue hace mucho tiempo alguien que perseguía a muerte a todo cristiano. De hecho, exigió que se le permitiera viajar de Jerusalén a Damasco con el propósito de acarrear de vuelta a todo hombre o mujer que perteneciera a Cristo, relató Matthew. En el trayecto de su viaje, un resplandor del cielo lo rodeó y Saulo cayó desde su caballo al suelo. Las nubes se separaron y de allí él escuchó una señal.

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⏰ Última actualización: Apr 02, 2023 ⏰

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Líbranos del mal (Fratt)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora