Y/N estudiante de universidad de artes, que se encontrará en una situación una vez llegue al acuario.
AU que iré desenvolviendo con el tiempo.
𝙵𝚊𝚗𝚏𝚒𝚌 𝚚𝚞𝚎 𝚎𝚡𝚒𝚜𝚝𝚎 𝚙𝚘𝚛 𝚍𝚒𝚟𝚎𝚛𝚜𝚒ó𝚗 𝚘 𝚊𝚕𝚐𝚘 𝚙𝚘𝚛 𝚎𝚕 𝚎𝚜𝚝𝚒𝚕𝚘, 𝚙𝚒𝚍𝚘...
Soy Y/N, igual pueden nombrarme como L/N, no importa. Estudiante de artes plásticas, fue un reto lograr que mis padres aceptarán que estudiará aquí, ya que temen que no tendré un buen futuro, pero para ser sincera con uno mismo, no creo que sea buena en otra cosa que no sea "garabatear". Ahora mismo me encuentro en la materia de animalistica, si, quien diría que existe una materia así, hoy el profesor nos tenía una sorpresa que estuvo avisando desde la semana.
Profesor - Y bien jóvenes, como les he contado hace tiempo, la sorpresa es que el director y yo hicimos una reservacion para que el grupo visite el acuario, ya que me gustaría que practiquen con animales marinos.
Oh no, al oír la palabra acuario solo sientes que las piernas se te hacen gelatina, cualquiera diría que estas exagerando pero cualquier cosa referente a aguas profundas te causa un malestar que no puedes controlar. Por desgracia tendrás que ir ya que es una actividad obligatoria y pedirle al profesor que tu no quieres ir lo tomaría como una excusa y más que es un profesor extricto a pesar de que se le denomine como un maestro "bueno".
Y al final tus amigas te terminaron llevando a rastras hacia el acuario ya que no quieren que repruebes por un "capricho" tuyo, aunque tu sabes que en primer lugar no tienes malas calificaciones y ya están apunto de terminar el semestre como para decir algo así, solo querían que las acompañaras si o si.
Nunca habías entrado al acuario por tu susodicha fobia, lo poco y más reciente que has escuchado fue de la nueva adquisición que encontró el señor Christoff en su ultima expedición hacia las Galápagos. Y ahora te encuentras en la entrada con tus cuadernos en mano, si ya no tenías más opción mínimo cumplir con la susodicha actividad y la razón en la que te encuentras en esta jaula llena de agua.
Tus amigas se desaparecieron de tu vista hace 5 minutos, llegan a ser demasiado energéticas y tu eras algo más tranquilo, preferías estar a tu paso.
Mientras caminaba y realizaba tus bocetos, te sentías algo más tranquila de lo que era tu situación inicial, boceteaste diferentes criaturas desde unos peces tropicales hasta un par de focas que parece que no se separan para nada, ahora mismo te encontrabas boceteando a un extraño pez payaso que aparte de ser verde no entendías porque llevaba una bolsa en la cabeza, pero te parecía gracioso como se quedaba enfrente de ti. Como si entendiera que lo estabas dibujando.
Una vez terminado tu boceto caminaste hacia el otro lado y decidiste sentarte en ese extremo, la pecera parecía vacía, tenía agua pero no se veía algún pez cercano así que lo tomaste como un lugar de descanso.
Todo era tranquilo hasta que notaste que algo opacaba la luz detrás de ti, por lo que volteaste y viste un par de ojos rojos, involuntariamente diste muchos pasos atrás y ahí observaste, que era lo que te estaba viendo.
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Y/N:... Qué eres..
Hablaste con una voz temblorosa como si esa cosa llegaría a escucharte si quiera.
Muchas personas se estaban agrupando alrededor de ti, ya que finalmente apareció ante el público eso, eso era la nueva adquisición del acuario y justo te estaba mirando fijamente.
Se sintió como una eternidad que solo mantuviera su mirada en ti, hasta que empezó a golpear el cristal con fuerza y erráticamente, como si quisiera salir, toda tu confianza se iba desmoronando por eso que parecía la maldita representación de tu temor.
No sabes de donde sacaste la fuerza pero saliste corriendo despavorida del lugar, solo podías oír los golpes cada vez con más fuerza mientras salían lágrimas de tus ojos.
No pensaste en la maldita actividad, sólo sentías tu latir de tu corazón sin cesar.
Sin darte cuenta te encontrabas ya en la habitación de tu apartamento. Tuviste una amnesia para suprimir el dolor, buscarte como calmarte hasta que recordaste que dejaste todas tus cosas en el acuario, lo unico que tenías en mano era tu celular, el cual no paraba de vibrar desde que recuperaste la consciencia.
Solo te quedaste llorando de la vergüenza que acabas de tener el día de hoy.
