Capítulo 1.

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22 de julio, 2019

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22 de julio, 2019.

Se supone que hoy este sitio debería estar más vacío que el resto de la semana pero no, aquí estoy sentada en el piso por cuatro horas esperando el turno de una lavadora.

Hace un calor infernal y solo tengo ganas de estar en mi habitación comiendo algún alimento que sea más artificial que natural y ver Netflix hasta que los ojos se me cierren solos.

Mi frustración sale en forma de suspiro, irme no era una opción, tenía que lavar toda mi ropa hoy porque mañana empieza mi excursión de cuatro días en el parque nacional valle cuyahoga y necesito mi ropa limpia.

Aunque estás cuatro horas han sido educativas para mí, he aprendido mucho de lo que pasa en una lavandería, cómo que hay gente que mientras esperan que su ropa esté lista duermen en las sillas más incómodas del mundo he acampando en sitios más decentes que esas cámaras de tortura.

Por otro lado, al perecer existen personas que vienen a reunirse un día en común ( desconozco si son todos los lunes o van rotando el día ) para lavar su ropa, charlar y ver cómo les fue en su semana.

Probablemente suene absurdo pero hasta llevan refrigerios para compartir entre todos, cómo un picnic y su actividad recreativa es lavar sus prendas con olores particulares.

El sonido que indica que una lavadora está disponible resuena por el lugar y hace que mi cabeza busque la mini pantalla donde está el número de esta para poder terminar mi tarea y salir rápido de aquí. La dieciséis, está al lado de la puerta de entrada.

El sonido más fuerte de una campanilla me pone alerta, ¡La puerta de entrada! ¡ No me quitarán mi lavadora!

Corro hacia la lavadora lo más rápido que puedo para conseguirme con una mujer rubia de espaldas metiendo ropa en mi lavadora.

¡MI LAVADORA!

Ella acaba de llegar yo tengo cuatro horas sentada en un piso asqueroso quedando más plana de lo que soy. Me acerco y cuando ya estoy detrás de ella tocó su hombro.

- Oiga señora - Mis palabras se detuvieron abruptamente al verla, sus ojos están rojos y el derecho tenía una mezcla de colores entre morado, verde y rojo. A su ojo lo acompañaba su pómulo pero está vez el izquierdo- sabe que, ya la diecisiete quedará libre esperaré por esa.

Le dí una sonrisa de boca cerrada y regrese a dónde estaba sentada desde hace cuatro horas. Exhale, no debería ni quejarme de eso, algunos tienen verdaderos problemas. Pobre mujer.

Intenté no verla de nuevo para no causarle incomodidad. Mientras esperaba otra lavadora saqué el cuaderno y mi calcetín de carboncillos de mi bolso. Tomé un carboncillo para empezar a rallar sobre las hojas en blanco. Trazos de derecha a izquierda y viceversa por no se cuanto tiempo.

- ¿Por qué dibujas a mi mami? - dí un respingo buscando la dulce voz, a mi izquierda una rubia de unos 8 años estaba reclinada viendo el dibujo en mis piernas, mis ojos buscaron lo mismo que ella para encontrarme con la mujer rubia de hace un momento.

La metamorfosis de la princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora