shit shot, joon © namjin

09 | Sempiterno

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➛NamJin.
➛Sin diálogos.
➛Angst pero happy
ending :)

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Play.

Mamá siempre decía que enamorarse estaba mal.

Ella creía que debías buscar por años y años tu amor por todos lados, para que al final del día sólo te decepcione.

Yo no pensaba como ella.

Yo caí profundamente enamorado, y eso que me decía mi progenitora realmente no me importó.

Kim Seokjin era su nombre, el amor de mi vida.

Recuerdo cómo me lo presentaron en una fiesta y caí al instante ante esa belleza de otro mundo.

Sólo era un sábado por la noche de los años noventa, y en cuanto salí de mi casa por la ventana nunca esperé encontrarme horas después enamorandome de unos movimientos, de una risa, de unos gestos nuevos, de ese cabello, o esos ojos verde oscuro. Pero juro que fué la mejor serendipia de mi vida.

Bailaba tan hermoso que me derretí de amor sólo viéndolo, y caí en un vacío inmenso al que él le decía "corazón".

En cuánto me acerqué a la pista inconscientemente conducido por mis pies cansados, y mi boca seca de mirarlo con tanta persistencia, él también me miró, y entonces me sonrió.

Yo no pude respirar normalmente ante eso, pero sólo me seguí acercando. Era como si mi corazón empujara mi pecho para que avanzara hasta él, buscándolo entre la multitud para sentirlo cerca.

Fué entonces que quedé enfrente suyo, y todo en mí se frenó.

Eres mucho más hermoso de cerca Seokjin, ¿lo sabías?

Lo eres aún con tu risa que me enloquece,

con tu excusa de irte de mis brazos nervioso porque tus amigos te llamaban,

revisando la hora en tu celular porque decías que tus padres querían que no vuelvas tan tarde,

y con ese traje no más brillante que tú que me dejó atontado y apenado porque tú eras la estrella más grande en el cielo atrayendo a todos, y yo sólo traía mis pantalones de mezclilla sueltos del verano pasado.

Eres mi más hermosa serendipia, Jin.

Lo supe cuando me dijiste que me amabas ése día en tu cuarto con la puerta abierta, porque tu madre era paranoica según tú, y sólo reíste bajando la mirada después de que me besaras en la comisura del labio, no sabiendo cuánto habías alborotado mi pobre corazón veinteañero y mis hormonas enamoradas por primera vez.

Te besé demasiado ése día. Disfruté ver tus labios hinchados por mi culpa, sonriendo alegre por haber sido yo el causante, y aún los recuerdo cómo la más preciosa maravilla del universo.

Ni las rosas rojas con sus pétalos deslumbrantes, igualarían el color de tus mejillas en ése momento, y más cuando te dije que yo te amaba mucho más. Que te amo, mucho más.

Salíamos a bailar cada sábado en la noche, huíamos de casa para divertirnos y luego volvíamos a ésta sólo para reír en las camisas del otro bajo las sábanas, mientras nos besábamos despacio después de hacer el amor.