Prólogo

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El pueblo entero estaba abarrotado, todos a la espera de las familias de los otros reinos que vendrían a la manada para intentar hacer un nuevo tratado. Pasaron diez años desde aquel fatídico día donde la condesa Jeon fue asesinada por miembros rebeldes de la manada, o eso es lo que se descubrió después de las investigaciones que se hicieron a pedido del líder de la manada. Según se había dicho, en aquel tiempo se habían formado grupos rebeldes que no estaban de a cuerdo con el tratado y ellos fueron los causantea de esa tragedia que conllevó a que ningún pacto se haya aceptado y al contrario, solo causó más desconfianza entre las especies.

Pero una década había pasado, y con la asunción del nuevo líder de la manada, creyó que era buen momento para reanudar los planes que tenían años atrás. Los tiempos habían cambiado, y la manera de mirar el mundo también.

Taehyung caminaba por el pueblo junto a un amigo, el cual estaba decorado para la llegada de las demás familias. Era un día nublado, algo normal al estar en la época se invierno, pero aún así el ambiente en la manada era agradable, todo se veía muy alegre.

—Oye, Joonie, ¿Crees que venga el clan de los vampiros? —preguntó el castaño mordiendo un sándwich. Tenía hambre por no haber desayunado en la mañana y su amigo, Park Seo Joon le compró un sándwich para que dejara de llorar.

Park Seo Joon, un integrante relativamente nuevo en la manada. Había llegado hace dos años junto a su familia a pedir asilo, pues en su manada estaban en guerra con otra y todo causado por un matrimonio que fracasó. Todo estaba quedando en ruinas, asi que un día su padre llegó y ordenó a la familia entera a guardar sus cosas. Huirian de ahí y buscarían refugio en otro lado, cosa que consiguieron semanas después de su fuga.

En cualquier otro momento eso jamás hubiese pasado, el anterior líder de la manada era muy conservador y recto a la hora de adentrar extraños en sus territorios. Pero el nuevo líder, el hijo mayor del anterior, era más flexible y las cosas estaban cambiando de a poco gracias a él.

Fue en la escuela donde se conocieron, Taehyung tropezó con él y ahí empezó todo. Él era muy bueno para hacer amigos de formas extrañas.

—Mhm, lo dudo. —El castaño hizo una mueca.— Se rumorea que el líder del clan no quiere tener ni la más mínima interacción con nuestra especie. Dicen que él nos exterminaria si nos viera.

—Y no me extrañaría con lo que sucedió la última vez. —Suspiró desilusionado. Tenía esperanzas de ver a su antiguo amigo.

Desde que se enteró que los acuerdos de paz estarían nuevamente en debate y que otra vez su manada sería el centro de todo, Taehyung comenzó a albergar en su corazón la esperanza de ver a Jungkook. Habían pasado diez años desde la última vez que lo vio y recuerda muy bien cómo fueron los primeros meses sin él y sin Jihoon. Con Jihoon había mantenido comunicación, puesto a que cuando el hada cumplió diez años encontró una manera de enviarle cartas. Taehyung encantado le respondió y así mantuvieron su amistad, pero por más que lo intentaron, con Jungkook jamás se pudieron comunicar.

De repente se empezaron a oír los golpes del campanario, anunciando la llegada de las demás familias. Todo el pueblo corrió hacia las puertas para verlos pasar.

-—Vamos, Tae! ¡Ya están aquí! —apresuró el azabache tomando la mano de su amigo y así arrastrarlo.

Ya que estaba ahi, los vería llegar.

Corrieron hasta estar cerca de la casa del líder, ahí era en donde todos se reunirían, haciéndose paso entre la gente co no la intención de estar cerca para verlos mejor.

Las grandes puertas que mantenían a la manada segura se abrieron, dejando pasar a las carrozas y las personas que venían a pie. Los primeros en entras fueron el reino de las hadas, durante los últimos años, Taehyung se había enterado que Jihoon pertenecía a la familia real de su pueblo, su abuela era la matriarca y el hada más antigua. Y ahí estaba él, caminando a un lado de sus padres y justo detrás de él un joven de cabello negro que suponía era el hermano.

Detrás de ellos venían los aldeanos de un pueblo humano, lo interesante es que se rumoreaba que en esa aldea había un brujo muy poderoso. Aun que en realidad no se veía alguno que sobresaliera. Suponía que no había ido.

Familia tras familia iban pasando, pero no había rastros de los vampiros. Era más que obvio que no iban a estar, el señor Jeon estaba muy molesto la última vez que lo vió.

Había perdido las esperanzas de que el clan asistiera, hasta que el último carruaje llegó.

Era el carruaje más elegante de los que habían pasado y estaba rodeado por personas que vestían con elegantes prendas, hechas con finas telas.

—Por la madre luna... No me digas que... —susurró para sí mismo.

—¿Qué cosa, Taehyung-sshi? —preguntó su amigo que se encontraba a un lado.

—Nada. ¡Ya vuelvo!

Y antes de que el contrario pudiera decir algo, se abrió paso entre la multitud para seguir a la carroza. Quería ver quiénes estaban ahí dentro.

El transporte se detuvo frente a la casa del líder, lugar donde todo se llevaría al cabo. Uno de los guardias abrió la puerta y del carruaje salió un hombre alto, de cabellos negros y ojos rojos, vestido complemente de negro con atuendos más elegantes que sus propios sirvientes. Su sola presencia imponía respeto y miedo a la vez. Su gélida mirada haría temblar hasta al sangre pura más rudo de la manada.

Detrás de él bajó un joven de cabello negro y ojos del mismo color, vistiendo tan elegante como su progenitor.

Taehyung al verlo abrió sus ojos sorprendido. Había crecido tanto, quizás estaba a unos centímetros de llegarle a su padre en altura. Pero sus ojos seguían pareciendose a los de Bambie. Tal y como le dijo su mamá una vez que estaban viendo esa película.

Realmente no podía creer que estaba ahí.

—¡Jungkook!

El grito entusiasta del castaño llamó la atención del joven vampiro, quién volteó extrañado de que alguien ahí conociera su nombre y lo llamara tan a la ligera. Se encontró con aquellos dulces y risueños ojos que lo veían con alegría y emoción. Reconocería a ese castañito en cualquier lado aunque pasaran cien años.

—¡Taehyung! —llamó igual de emocionado que el lobito. Que por lo visto, ahora era todo un hombre.

Emocionado, Taehyung corrió entre la multitud, empujando a cualquiera que estuviera al frente y pasó sin problema a los guardias, que en realidad no estaban haciendo nada, ya que toda la manada mantenía su distancia, en especial de los vampiros. Taehyung corrió hacia el azabache y saltó hacia él en un eufórico abrazo. Jungkook no tuvo mucho tiempo de pensar, simplemente atrapó a aquel entusiasta lobito, cayendo al suelo con él encima. Pero el dolor del golpe no le quitó el corresponder ese abrazo tan anhelado. Lo había extrañado mucho.

Una expresión de asombro se oyó en todo el lugar cuando un joven desconocido se abalanzó sobre el príncipe del clan de los vampiros.

—Te extrañé mucho, colmillitos... —susurró el castaño en su oído, abrazando con más fuerza al menor, temiendo de que si lo soltaba despertaría de un sueño.

—Y yo a ti, pulgoso. —Rió Jungkook abrazándolo con la misma intensidad.

—Eres un tonto —se quejó con falso enojo el lobito.

—Primero me tacleas, ahora me insultas. ¿Qué clase de bienvenida es esta? —dijo burlón el menor, haciendo reír a Taehyung. Su voz había cambiado tanto...

—Es una especial. Al estilo Kim Taehyung. —Se separó apenas para verlo sonriente. Esa sonrisa cuadrada la recordaba muy bien.

Riendo, Jungkook se sentó en el suelo con el castaño a horcajadas encima suyo, mirándose mutuamente.

Hasta que en solo segundos la guardía rodeó a los jóvenes, apuntando a Taehyung con espadas.

Garras y colmillos •ᴷᵒᵒᵏᵛ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora