Era tarde en la noche cuando una mujer de cabellos negros huía de sus perseguidores con un bebé en brazos que lloraba descontroladamente por hambre.
Logró perder de vista por un tiempo a sus atacantes, pero no quería detenerse para averiguarlo, pues tanto ella como su pequeña hija estaban en grave peligro. Corrió sin descanso hasta que llegó a un barrio donde solo mansiones se alzaban imponentes frente a sus ojos; algunas tenían colores tétricos, otras mostraban colores opacos y tristes, las habían alegres. Solo una llamó la atención de aquella misteriosa mujer; la mansión parecía un castillo sacado de un cuento de hadas, bellos jardines y fuentes hermosas hacían resaltar la elegancia del lugar. El color blanco y el dorado brillante predominaban por todos lados, incluso en la oscuridad de la noche la casa parecía brillar. Fue entonces que la reconoció, esa magnífica casa era el hogar de su más querida amiga, su esposo y su hijo que por casualidades del destino este había nacido el mismo día que la bebé que cargaba en brazos. Sonrió con nostalgia entre lágrimas y pequeñas sonrisas, arropó bien a su hija entre las mantas y la dejó en la puerta de la elegante mansión con un pequeño sobre, que decía quién era la niña y a quién pertenecía.-Cuídate mucho, hija mía. No dejes que ellos te encuentren...
Besó la frente de la niña con ternura, y esta dejó de sollozar para mirar fijamente y con curiosidad plasmada en su pequeño rostro, los ojos de su madre tan azules como el oscuro océano.
11 años después:
Dormía plácidamente en su calentita cama, los insistentes rayos del Sol siempre de traviesos bañaban su rostro con calidez haciéndola despertar. Se estiró y desperezó, despeinó aún más su abundante y largo cabello negro.
-Buenos días señorita, Lucy vino a avisarle que sus padres la esperan para desayunar.
-Buen día para ti también Lucy, gracias por avisarme.
La elfina que respondía al nombre de Lucy se retiró haciendo una exagerada reverencia. La niña se arregló rápidamente para ir con su familia a desayunar.
-Tenemos que contarles Fleamont.
-Aún no podemos Euphemia, son muy pequeños no comprenderían.
-¿Qué verdad no pueden contarnos?
Un pequeño niño de cabellos revueltos y azabaches, con redondos espejuelos, apareció en el comedor frente a sus padres.
-¡James!
-Nada hijo, hablábamos sobre los hijos de unos amigos.
Habló el padre tratando de que su hijo creyera su pobre excusa.
-¡Pero sí les tenemos una sorpresa!
-Trae a tu hermana James, les contarémos a ambos.
-No seas tan correcto ahora cariño, ¡James querido, les ha llegado su carta para entrar a Hogwarts!
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Reencarné en una sirena.
FanficUna chica sufre de una terrible enfermedad y esta es la causa de su muerte. Cuando vuelve a nacer esta no tiene recuerdos de su vida pasada hasta que por primera vez toca el agua del lago y sus piernas se transforman en una cola de pez, millones de...