EL SECRETO DEL FANTASMA

Capítulo 2. Mi nueva amiga

        Cuando llegue a la altura de ella, me miró y pude ver su rostro, era morena, de cabello oscuro y largo y los ojos verdes. Me dijo "hola" y yo la conteste, estuvimos casi toda la tarde hablando. Me preguntó donde vivía y yo le conteste que vivía en la vieja casa azul. Ella me miró con mucho temor y me dijo que tuviera cuidado, yo le pregunte mientras salíamos de la playa que por qué tenía que tener cuidado. Ella dijo que me lo diría mañana que se le estaba haciendo tarde ella corría hacía la otra dirección, pero se detuvo y me dijo que como me llama yo le conteste y le pregunte que como se llamaba ella y me dijo Irene, también le dije que si nos veíamos mañana aquí otra vez sobre las 17:00, ella con una sonrisa acepto. 

        Llegue a casa y mis padres habían puesto la casa como nueva. Fuí a la cocina y allí estaban preparando todo para cenar, al verme entrar me preguntaron como me había ido el día. Yo les conteste que genial pues había conocido a Irene, ellos se alegraron al oir aquello. Al acabar de cenar, me fuí a mi habitación, me puse mi camison blanco y me heche en la cama hasta quedarme dormida.

        Me desperte derepente mire mi reloj y vi que eran las 4:00, intente volver a cojer el sueño pero derepente escuche un ruido que venía de la planta de abajo pense que era mi madre ya que los pasos no eran tan bruscos como los de mi padre. Así que baje para que me preparase un chocolate al asomarme un poco vi a una mujer con un camison largo y blanco, pense en ese momento que mi madre no tenía ningún camison de ese color ni tampoco tan largo. Me asuste, me quede mirando unos segundos y la mujer miró hacia mí, pero me quede observandola y ella me dijo que no tuviera miedo de ella, pero si de la mujer que lleva un vestido negro que se encuentra en el faro de la playa, cuando dijo eso yo baje por las escalera y poco a poco me fuí acercando a ella, me miró y vi que tenía unos ojos profundos y claros, y me dijo que si en algun momento necesitara su ayuda que la llamara entonces desapareció como había aparecido sin dejar rastro. Yo fuí hasta mi habitación y me metí en la cama esperando que se hiciera de día.