Dinero.

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He bebido 5 tazas de café, son las 4 de la mañana y aún me faltan 4 proyectos por entregar. Estudio mecánica en una de las universidades más prestigiosas de México, soy alumna de excelencia y obtuve una beca hace un año.

No saben cuánto me gustaría poder decir eso.

Dejé la universidad hace año y medio debido a la extraña enfermedad de mi hermana, mamá por su parte, acaba de firmar el divorcio con mi padre, por lo que se encuentra tirada en él sofá con 2 botellas de vino vacías.

Claramente la suerte no está a mi favor.

Pero bueno, demos inicio a mi historia en un 11 de febrero del 2019, es lunes para ser exacta, como ya sabrán, San Valentín es el jueves y yo lo pasaré sola en mi habitación viendo Netflix.

Es un gran plan.

Antes de dormir me aseguro de que mi hermana menor Tara, tome todos sus medicamentos a la hora que le toca.

En este punto de mi vida mis padres aún están juntos, pero claro, esto no será así por mucho tiempo.

Ceno mi cereal con leche mientras escucho la pelea de mis padres en la otra habitación.

Y me pongo a pensar: "mamá no te tiene que pedir permiso maldito naco"

Luego mamá le contesta y yo pienso: "oh si, papá tú nunca la escuchas".

En lugar de está viendo telenovelas con dramas y peleas, escucho las peleas de mis padres.

Termino mi cereal y lavo mi plato, al ir camino a mi habitación me topo con papá.

— ¡Oh por Dios hija! Me asustaste, no sabía que estabas aquí.— puso su mano en el "corazón" y me miró.

— Tu corazón está del otro lado pero claro que tú no lo sabes, nunca sabes nada, ¿Cómo no vas a saber que estoy aquí? Literalmente he vivido aquí toda mi vida.— contesté sarcástica.

— No permitiré que continúes hablándome así, soy tu padre y me respetas.— me miró con el seño fruncido.

Imité su acción y fuí a mi cuarto.

Papá no es mi héroe, ni mamá mi heroína, jamás estuvieron para mí, ambos siempre trabajaban y cuando llegaban a tener vacaciones se iban los dos, dejando a mi hermana y a mí solas.

Las peleas con regularidad comenzaron a partir de que Tara presentó síntomas de leucemia, papá quería que la abuela se mudara con nosotros para que cuide a Tara y mamá se negaba.

Últimamente si papá dice negro, ella dice blanco, si él dice duro, ella dice suave, y no hay pelea en la que no nos metan.

Ya me acostumbré.

Me quedo profundamente dormida con los gritos y golpes de mis padres.

Martes 12 de febrero del 2019.

Despierto ya que no hay ningún ruido en la casa, solo absoluto silencio.

Eso es muy peligroso, significa que no están o que alguien murió.

Cuando camino a sala, me encuentro a Tara en el sofá, como siempre leyendo sus novelas.

— Buenos días, ¿y mamá?— pregunté aún adormilada.

— Hola, cuando yo desperté nadie estaba aquí, solo tú y estabas dormida, así que aproveché el silencio para leer un poco.— dijo alzando los hombros.

— Bien, ¿Ya desayunaste?—  caminé a la cocina esperando su respuesta.

— No.— me contestó, esa respuesta no me agradó para nada.

— ¡Tara!— me miró confundida y yo le lancé una mirada asesina— Sabes bien que tienes que desayunar siempre porque necesitas tomarte las pastillas, ¿Ya te tomaste tus vitaminas?—

Ella escondió la cara en su libro.

Le hice un licuado y se lo dí, ella lo bebió y me miró mal.

— No me mires así, por mi sigues estable.— le quité el libro de las manos.

— ¡Oye! Yo estoy leyendo eso.— se hizo la indignada.

— No me interesa, ¿Ya hiciste tu tarea?— la miré alzando una ceja.

— ¡Deja de comportarte como mi carcelera!— se llevó las manos a la cara.

— soy la única en esta casa que es responsable, mamá se la pasa viendo novelas y papá no sé dónde esté.—

Ella giró los ojos y se levantó del sofá, agarró sus cuadernos y comenzó con su tarea.

No hago esto para que me odié, lo hago porque ella tiene un mejor futuro que yo, y al saber que tiene poco tiempo, no quiero que desperdicie su vida solo... Leyendo y comiendo frituras.

Sé que si se lo propone, puede llegar muy muy lejos. Y como mamá no se hace cargo de nosotras, lo tengo que hacer yo.

Yo también desayuno, me cambio me visto y me pongo el uniforme del Macdonalds.

Tomo mi bicicleta y pedales lo más rápido que puedo hacía mi trabajo.

Soy cajera en un Macdonalds y me pagan bien, pago todas las cuentas y deudas, y casi siempre nos sobran $50 pesos al terminar el mes.

Estamos justos.

Papá a veces manda dinero y cuando eso pasa, lo guardo porque nunca sé el día que Tara se va a poner mal y necesitaremos ese dinero.

Mientras estoy trabajando, recibo una llamada de mi padre, mi jefe me vio y me llamó la atención, me descontó 30 pesos de mi sueldo.

Carajo, solo 20 pesos este mes.

De mala gana sigo tomando órdenes, aquí siempre viene una chica, nunca pide nada más que un helado de vainilla y se sienta a leer en una de las mesas, su nombre es Sammy.

Hoy hice doble turno, por lo que me pagaron 500 pesos más, y no saben cómo me alegro de que eso pase.

Vuelvo a cada y justo al llegar, mi llanta de la bicicleta se poncha.

Una nueva llanta: 245.

$500 - $245= $255

Bien, eso no está mal.

Ento a casa y mamá está preparando la cena, agradezco a dios por lo bajo ya que mamá me ayudó con la cena.












Hola, cómo están el día de hoy?

Nosotras estamos bien, y felices ya que el primer capítulo de esta historia ya está publicado.

Tengo una expectativa de que Ameyal va a llegar muy lejos.

Ya sin más que decir lxs dejo hasta luego.

Atte: Carmín








Amor contra relojDonde viven las historias. Descúbrelo ahora