🆃

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Francisco, su tan querido amigo de toda la vida, ahora era un rival suyo por el amor del chico al cual amaba, jamás se imagino una situación parecida a esta. 

Si bien siempre había deseado que su vida amorosa fuera como uno de esos animes que tanto le gustan, nunca quiso que se vuelva lo que ahora era ¿Qué podría hacer en esta situación? En un anime todo es mas sencillo porque sabes como terminara la historia pero ¿Y en la vida real? Se podría decir que estamos en la parte en la que todo parecía andar bien hasta que vuelve el villano de la historia a quitarle, al protagonista, a su bella doncella... Eh... ¿Doncel? Bueno se entiende la idea ¿Verdad? 

No servía de nada quedarse de brazos cruzados a esperar a que el contrario vuelva y se quede con el corazón de Sparta, necesitaba pensar algo pero rápido y tal vez necesite algo de ayuda. 

Tomo su celular y marco el número de su amigo azabache mientras subía a su habitación para tomar una sudadera y salir apresuradamente de su casa. 

—Trolli— Saludó ni bien contestó su llamada.

—Hombre ¿Paso algo?— 

—¿Qué? ¿Acaso no puedo llamar a mi querido amigo para saber cómo está?— Bromeó un poco.

—Jaja que gracioso que eres Raptor— Dijo con su característico sarcasmo —Ya enserio ¿Qué paso? Habías dejado bien claro ayer que hoy te pasarías todo el día ocupado viendo anime—

—Veras paso algo terrible y... ¿Te parece si mejor te lo cuento cara a cara? Estoy yendo a la cafetería de siempre—

—Esta bien no demoro, ve pidiéndome un café— Colgó y se dirigió hacía el lugar acordado. 

Camino unas cuantas cuadras hasta llegar a la cafetería ingresando de inmediato y sentándose en una de las mesas algo alejadas de las ventanas y con menos gente al rededor, el lugar no estaba repleto pero de igual modo no le gustaría que algún chismoso se entere de su vida. 

No pasó mucho para que una mesera se acercará a pedir su orden, este solo pidió una taza de te y otra de café bien cargado para su amigo en camino, seguido de esto saco su celular para distraerse un poco. 

—¿Raptor?— Habló una voz muy familiar para el pelirrojo haciendo que rápidamente girará a verlo con sorpresa.

—¿S-Sparta?— Pregunto algo nervioso, no se esperaba encontrarse al menor en ese lugar —Hola hijo mío ¿Qué haces por aquí?— Más calmado lo invito a sentarse con él mediante un gesto con sus manos. 

—Eso mismo te quería preguntar reptil, tu no eres mucho de venir a cafeterías— Lo miro confundido soltando una ligera risa de sorpresa —Me dio pereza prepararme algo para desayunar y vine por un café y donas—

—Golosa, no debes de comer mucho dulce en el desayuno— Bromeó haciendo que ambos rieran y dándose cuenta de algo no muy normal en el contrario —Oye Sparta ¿Y esas ojeras que tienes?—

—¿Ehh? ¿Ojeras?— Saco su celular para verse en el usando la cámara para selfies notando efectivamente las notorias ojeras y los ojos algo rojos que tenía por haber llorado toda la noche —Ahhh si... Esto— 

—¿Estuviste llorando Sparta? ¿Todo esta bien?— Se elevo un poco de su asiento y elevo su mano hasta la mejilla izquierda del contrario sosteniéndola delicadamente y acariciándola con su pulgar.

—S-si estoy bien, no te preocupes es que... Me vi la película de ese perro que esperaba a su dueño y pues me puse a llorar— Necesitaba sonar convincente, por poco y falla por la acción del mayor.

𝗛𝗲𝗮𝘁𝗵𝗲𝗿 || 𝗦𝗽𝗮𝗿𝘁𝗼𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora