Árboles secos

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Al cabo de casi un año el fin de las clases estába a menos de dos semanas de llegar y darle un beso en la mejilla al peliazul se había vuelto una costumbre para la joven Kimie, pero era siempre y cuando no hubiera nadie más que ellos dos en los alrededores, al principio el chico se alteraba un poco y le decía que no debía hacer eso, pero la joven no le hacía caso, al final término cediendo, y permitiéndose recibir ésas pequeñas muestras de afecto.

— Tenya-kun, buenos días —ahi estába la causante de todos los sonrojos del chico dándole un beso en la mejilla.

— Buenos días.

— ¡¿Listo para el último examen del año?! —preguntó sentándose en el banco detrás de él.

— Claro, ayer estuve estudiando bastante.

— Yo no estudie nada, pero seguro apruebo.

— Espero que sí, esté examen de química es el último que nos queda.

De a poco todos los estudiantes fueron llegando al aula y luego el profesor de química que ni bien entró los hizo sacar dos hojas para el examen y durante las siguientes dos horas no se escuchó ni el volar de una mosca.

— Creo que escribir las nomenclaturas tradicionales fue lo más difícil de todo.

— Para mí, fueron representar las uniones químicas, realmente son un enredó de líneas.

— Nee-chan.

— ¿Qué pasó?

— ¿Podemos hablar un momento?

— Claro, dime.

— Pero a solas —pidió mirando al de lentes.

— Está bien, ahora regreso —los dos hermanos se alejaron lo suficientemente como para que el de gafas no pudiera escucharlos.

A medida que hablaban el semblante relajado de la chica paso a estar molesto y en algunos momentos humo llegaba a salir de sus fosas nasales y los cuernos de su dragón se dejaban ver.

— Esa desgraciada —regresó con el chico, abrió un paquete de frituras y se dedicó a comerlas de a puñados.

— Por favor, el vocabulario.

— Ah, lo siento pero estoy a punto de ir a arrancarle cada uno de sus teñidos cabellos.

— ¿Cuál es el problema?

— Mamá es el problema, todos mis problemas giran alrededor de ella, espero no tener que volver a verla después del 27.

— ¿Qué sucede el 27?

— El 21 Mamá y papá van a divorciarse.

— Ésa es una buena noticia.

— ¿Buena noticia? Seguramente ella pida mi custodia porque sabe que se la van a dar por ser mujer y porque mi padre no puede mantenernos a Kyo y a mí, pero yo también puedo jugar a ése juego y precisamente me tocaron muy buenas cartas.

— Si tú lo dices, pero si tus padres se divorcian el 21, entonces ¿Qué pasa el 27?

— Oh, cuando ella gane la custodia y con su nuevo trabajo me- —levantó la cabeza y por su reacción parecía que a la joven le hubieran tirado un balde de agua fría, había regresado a la realidad, su plan era realmente bueno para deshacerse de su madre, pero hacelo iba a separarla de aquél chico que tanto quería. — Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento —el remordimiento la había inundado y aunque no quisiera se soltó a llorar como una niña mientras cubría su rostro con sus manos.

— ¿Eh? ¿Qué pasó? ¿Dije algo malo? —se acercó a consolarla. — Kimie ¿Qué sucede?

— Lo siento mucho, Tenya.

Flores De Durazno | Iida Tenya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora