CAPITULO 13

1.7K 229 10
                                    

Todo iría perfecto en el departamento de Off si tan solo al gran Kao no se le hubiera ocurrido poner una película demasiado sangrienta en plena noche y bueno pues ahora el Alfa estaba sufriendo su decisión.

—Ya me quiero dormir, cachorro —se quejó. —Es tarde ya deberías ir a dormir también.

El reloj marcaba pasada la una de la madrugada y Gun estaba demasiado asustado como para ir a la habitación... ¿A quién se le ocurre poner un dvd sobre un asesino a sangre fría?

—¿Y si el está ahí? —ni el castaño lo creía pero realmente está aterrado de estar solo. —Voy a dormir contigo —declaró.

Kao que ya se hallaba acostado bocabajo en el sofá cama se limitó a gruñir en respuesta.

—Entonces trae algo para cubrirnos, cachorro —ya estaba más dormido que despierto para la mala suerte del Omega.

—Tengo miedo —se justificó. —No quiero ir —se acomodó al lado de su amigo.

Se tensó al verlo ponerse de pie y entrando al cuarto, el castaño se reclamaba a sí mismo por su cobardía pero siendo sinceros su lobo no ayuda y le está contagiando el temor.  El rubio regresó con una manta que para su mala suerte apestaba a roble perteneciente al dueño. Con esta cubrió al pequeño ya acostado, después de apagar todas las luces se acostó a un costado del otro.

—No te comprendo, cachorro —suspiro pesado. —¿Te gusta Off?

—Yo tampoco me comprendo —habló bajito. —Y menos a mí lobo.

—No me respondiste, cachorro.

Gun rió bajito, el mismo se lo había preguntado centenar de veces y no había obtenido ni una respuesta.

—No respondas, solo quiero que sepas que si te hace algo cuentas conmigo. Descansa, cachorrito. 

Ya habían caído rendidos ante el sueño, y Gun como todo buen "sonámbulo" le sacó un enorme susto a Kao cuando se puso encima de él y gritó que lo estaban persiguiendo. Por más que intentó despertarlo para quitárselo de encima solo conseguía que se quejara y aplicará más fuerza. No le quedó de otra que dejarlo descansar sobre él. 

[•••]

3:47 am.

—Gracias, Off —exhaló cansado. —Realmente fue duro, no hubieran podido —justificó el azabache, el no era al único al que habían solicitado en su día de descanso.

En total habían sido diez meseros que se turnaban la barra y las mesas para hacer menos pesada la jornada, si ellos sufrieron no se imaginan a los cocineros.

—¿Te llevo?

—Por favor, vine caminando.

Ambos no solo se veían cansados si no también podía olerse, subieron al auto y arrancó para llegar pronto. Las calles desiertas facilitaron el hacer menos tiempo.

—Servido, señor —exclamó ya afuera del edificio. —Descansa,  Offie.

—Tú también, New —se despidieron con la mano y el azabache subió con prisa.

Abrió la puerta y encendió la luz de la sala encontrado a Gun dormido en el pecho ajeno, su lobo que estaba recostado se puso en guardia y comenzó a gruñir. Cargó al Omega como una princesa con cuidado de no despertarlo y lo dejó en su cama, regresó a la sala y Kao ya despierto acomodaba el sillón.

—Puedes quedarte hasta mañana ya es muy tarde... —miró su reloj que marcaba las  cuatro.

—Prefiero ir a cuidar a mi primo, no me gusta que esté sólo —tocó la perilla, se volvió a mirar a Off. —No quiero ver a Gun llorando por tu culpa de nuevo, Off.

—No pasará de nuevo.

Después de un asentimiento de cabeza Kao salió del departamento, el frío golpeó duro su cuerpo, llevaba su preciada chaqueta que le regaló su primo el día que conoció al menor. Subió a su auto, se colocó el cinturón de seguridad y encendió el coche. Conduce lento, no lleva prisa y de haber ido con velocidad probablemente no hubiera visto a un chico caminando lento bajo las luminarias de la calle. De nuevo su lobo molestándolo, ¿Por qué de pronto su lobo quería detenerse a a ayudar a todos? Bastó la advertencia de tomar el control para que se orillara y lo siguiera.

—¿Qué haces afuera a esta hora? —de cerca se veía que solo llevaba una camiseta. Cuando lo miró apresuró el pasó, la luz le permitió ver su cabello azulado y un par de destellos en sus oreja. Se aproximó de nuevo. —No te haré nada —freno cuando el chico se detuvo, el de cabello azul se acercó al carro.

—No soy una prostituta, Alfa idiota.

Realmente agresivo.

—Si lo fueras no me hubiera detenido, chico —observó cómo se frotaba los brazos, se giró al asiento trasero y se encontró una sudadera, la agarró y se la tendió al chico que a juzgar por su olor a ponche de frutas, canela y miel supuso que era un Omega. —Úsala hace frío.

El extraño dudó antes de aceptarla y acomodarsela, encendió las luces del interior del vehículo y pudo diferenciar dos aretes en su oreja.

—Sube, yo te llevo a tú casa es peligroso que estés solo.

—Es más peligroso subir al auto de un desconocido en la madrugada, ¿No crees?

El Alfa rió por la respuesta, continuaba sin creer que estaba hablando con alguien en la calle y menos ofreciéndose de "conductor".

—No puedo ir a casa, me echaron a la calle —dijo con una sonrisa amarga.

—Y yo no puedo dejarte en la calle, es inhumano —se escrutaron por varios segundos sus rostros.

Mío.

Resonó en sus mente esa simple palabra y como si de un espejo se tratara fruncieron el ceño al mismo tiempo y una pequeña sonrisa.

—Kao —se presentó. El contrario dudó en dar su nombre, de no ser por la insistencia de su lobo el de cabello azul no se hubiera presentado.

—Earth —susurró con la esperanza de no ser escuchado.

—Entonces Earth ¿Subirás o te quedarás afuera?

El lobo del Omega arañó su interior para que subiera y no perdiera para siempre a su "destinado". Abrió lento y subió de igual manera aún dudando de su desición. Ya completamente dentro se sobresalto al sentir una suave mano sobre su mejilla.

—Estás frío —se quitó su chaqueta y cubrió a Earth. —¿Por qué te sacaron de tu casa?

—Mis padres dicen que soy muy rebelde para ser Omega y pues más ofensas que no te incumben -/en ningún momento le dirigió la mirada, solo a la ventana.

—¿Solo por tú color de cabello y los aretes? —una afirmación y el pálido rió. —Qué exagerados, te ves bien así.

El Omega sonrió, no solo por el apoyo del desconocido, también el olor que llenaba el lugar. Era extrañamente cómodo el aroma a vino, especias y hierbabuena, necesitaba todo su autocontrol para no hundir su nariz en la clavícula ajena.

—¿Tienes algún problema con que te lleve conmigo? —se miraron fijamente. —No soy solo yo, también está mi primo Omega —añadió lo de su primo para darle una clase de seguridad al hacerle saber de qué no estará solo con un Alfa.

—De acuerdo.

Celo con il mio nemico // OFFGUN💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora