;𖦹!🌸. fuera de línea 2

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Sakura debía admitir que se sentía agotada, situación que no le pasaba seguidamente, o más bien, nunca.

Desde que se introdujo al atletismo, este había formado parte de sí. Le gustaba sentir la brisa sobre su rostro acalorado después de romper un récord propio, los aplausos que le brindaban cuando resultaba victoriosa, así como la sensación de escape y libertad que le daba correr. Cuando estaba en la línea de salida, todo su alrededor se paralizaba. El único sonido que importaba era el del silbato que indicaba que tenía que obligar a sus piernas a esforzarse. Sentía una especie de chispazo recorrer todo su cuerpo, aquel con ansias de moverse y demostrar porqué era de las mejores atletas en Japón.

No obstante, ese no era su 'día', como mencionó su entrenador con el ceño fruncido debido a la desaparición de su motivación. Se sentía perdida y desconcentrada, en ese día de entrenamiento, no había logrado alcanzar —por mucho— su marca mínima personal. Sus pantorrillas quemaban del esfuerzo, y su respiración se entrecortaba cada vez que lograba correr un poco más de la mitad de la pista.

Solo quería llegar a casa, tomar una ducha e ir directamente a la cama a dormir. Su esfuerzo fue tanto que tenía una sensación de náuseas, su saliva se mantenía salada y, por alguna razón, su apetito se había esfumado.

Entrecerró los ojos, en un intento por dormir en el tren de regreso a casa. Empero, no era una tarea sencilla cuando lograba sentir la mirada de Kuroo sobre ella en todo lo que llevaba del trayecto. Se removió incómoda, intentando acercarse lo más que pudo a Kenma, para proceder a recostarse en el hueco de su hombro. El chico no protestó por su acción, incluso puso su cabeza encima de la suya sin quitar la vista de la difícil partida de su juego.

No tenía que preocuparse de quedarse dormida, sabía que uno de los dos la levantaría cuando llegaran a la estación cercana a sus residencias. Se mordió el labio, e indecisa, cerró por completo los ojos mientras organizaba el lío dentro de su cabeza y que no la dejaba enfocarse en su entrenamiento: la relación que ella mantenía con ambos chicos a sus costados.

Pensó primero en Kozume Kenma, o Kenma, como se presentó ante ella cuando se conocieron. Lo conocía desde siempre, o bueno, recordaba al tan nombrado asocial hijo de los Kozume, aquel con el que nunca había convivido y que solo sabía que era de su mismo rango de edad.

Kenma vivía en la gran casa de ostentoso jardín, a un costado de la casa de su abuela. Su familia, por el otro lado, vivía exactamente frente a la casa de los Kozume, solo siendo separada por la poco concurrida vialidad. A veces, su madre se reunía con la de Kenma para compartir recetas o cupones de descuento.

Después, estaba Tetsuro Kuroo, o Kuro, como Kenma lo llamaba antes de que ella se uniera al dúo. Se mudó dos semanas después de que ella cumpliera ocho años, y su madre no podía estar más que emocionada por ir a saludarlos junto a un delicioso cheesecake de fresas que compró en su pastelería favorita.

𝗰𝗼𝗺𝗲 𝗵𝗼𝗺𝗲 ; tetsurou kurooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora