ᴛɪɢʀᴇ

9

–Regresaré en la noche ¿de acuerdo?— Taehyung preguntó acariciando los cabellos de Jungkook.

–Está bien, si dices que vendrás en la noche puedo esperar.— Jungkook sonrió ladinamente, notando como la sonrisa de Taehyung se acercaba a él, así robándole un tímido beso.

–¡Adiós, Kookie!— Dijo el rubio corriendo a su camioneta.— ¡Y pónte una maldita camisa!

–¡Adiós, Cabeza de Sol!— Jungkook respondió felízmente.— ¡Las obras de arte son para admirar y desear!

Taehyung se sonrojó notoriamente, apresurándose por salir a la carretera y prender camino rumbo a su trabajo. Por otro lado, Jungkook, se despedía con la mano hasta que la camioneta dejó de verse, dejó de sonreír forzosamente y gruñó.

–Ya baja, YoonGi.— Pidió Jeon.

Del árbol, cayó torpemente un gran felino negro, provocando un golpe seco y pájaros volar asustados.

–Joder..— Se quejó entre dientes YoonGi al estar ahora en su forma humana.— La edad comienza a dar efectos secundarios...

–Cállate y entra a la casa.— Gruñó Jeon regresando al interior de la mencionada y bostezar.

YoonGi entre risillas, entró al hogar, observando con burla al tigre.

–¿Qué?— Preguntó sacando un filete del congelador y comenzar a prepararlo como le enseñó su Cabeza de Sol.

–Nada..— Dijo la pantera sentándose en su sofá, apretaba sus labios para no reír.

Jeon sabía que ese silencio y sonrisa burlona por parte de Min YoonGi solo significaba un pensamiento principal de todo un plan cruel y malévolo.

–Eres espeluznante actuando así y..— Jeon calló tras oír la nueva cascabel de su collar que Taehyung le colocó al sacudír su cabeza en negación.— Oh.. mierda..

–¡¡Eres un marica!!— YoonGi explotó en risas, observando la cascabel adornando el collar de Jeon.— ¡¡Puto muerde almohadas!!

Jungkook solo rodó los ojos y le dió la espalda al chico, a pesar de sentirse avergonzado, sabía que para Taehyung era "el gatito más adorable del mundo" y se conformaba con ello.. porque claro, tras tener una puta pelota ruidosa en el cuello significaba una gran cantidad de besos y mimos.. y al tigre le fascinaban los mimos aunque no lo quiera admitir. Sin embargo, Taehyung debía entender que lo que tenía en casa no es un gatito... si no un tigre.

Uno que dejó de verse rudo con él, porque los besos y caricias compraron toda su confianza.

–A ver, marica..— YoonGi habló después de reír a carcajadas.— ¿Cómo le hacen? Ambos son muerde almohadas y es difícil entender cómo se dan placer... ¿usan el mismo dil-...

—No.— Dijo secamente el tigre.— No soy muerde almohadas y no comparto dildo con Taehyung.

YoonGi asintió. —Es difícil verte imponente con ese puto collar con solecitos y una cascabel.— Confesó el pelinegro.— Lo peor de todo actúas como un gatito frente a él.