D I E Z

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M E L O D Y

Me sentía muy extraña teniendo a Camille comiendo con nosotras, normalmente estaría con Lara y Lydia, pero al parecer hoy no estaban pegadas a ella como garrapatas. Kath le señaló la cabecera de la mesa para que se sentara, antes de que ella tomara asiento vi como ambas volteaban a ver a alguien que estaba detrás de mí y sonreían, yo lo dejé pasar y continué comiendo el almuerzo que mi madre me había mandado. Ella no confía en los alimentos que sirven en la cafetería, dice que no están hechos con productos frescos, lo que en realidad quiere decir es que los cocineros utilizan productos de dudosa procedencia, lo cual es ridículo, ¿quién querría enfermar a más de la mitad de la escuela?

Una vez que Camille tomó asiento, Kathya hizo lo posible para que la experiencia de la chica fuera única. Sin embargo, yo solo escuchaba atentamente, mientras le daba un pequeño mordisco a mi sándwich de queso crema con fresas. No podía involucrarme en su conversación, ambas hablaban sobre la practica de baile, chicos que solo he oído mencionar por mi amiga y otras situaciones que son totalmente ajenas a mí, ¿dónde demonios he estado durante este tiempo?, ¿viviendo debajo de una roca? Eso parece.

–Mel–levanté la vista de mi almuerzo, Camille me estaba viendo con una sonrisa–, ¿cómo va el periódico escolar? –preguntó mientras tomaba su empaque de yogurt de manzana.

–Bien, a penas vamos a imprimir el primer ejemplar de la temporada de futbol–comenté un poco emocionada de que alguien me preguntara sobre mi pasión–. Si las cosas salen bien, saldrá dentro de dos semanas–sonreí.

–Me alegro, este año eres tú la encargada, ¿no? –asentí. Su sonrisa se hizo aun mas grande, como si en verdad estuviera orgullosa de mí–. Estoy emocionada por leerlo.

Y antes de que pudiera responder algo, la campana sonó. Me metí el ultimo bocado de mi almuerzo a la boca mientras cerraba mis trastes, con un gesto de mano le dije a las chicas que se adelantaran mientras yo guardaba mis cosas en la pequeña lonchera. A inicios de preparatoria me sentía un poco estúpida por seguir llevando almuerzo en esta nueva etapa escolar, nadie trae comida de casa, es más, casi nadie almuerza. Pero mi madre y el hecho de que comer tres veces al día más colaciones es importante hacen que tenga que pasear aquella pequeña mochila con estampado floreal todos los días.

Me levanté de mi lugar sin darme cuenta si alguien venía. Al no fijarme alguien chocó conmigo. Rápidamente me giré para pedir disculpas, le tendí mi mano al chico aun sin poder ver su rostro.

–Lo siento mucho, lo siento mucho –el chico ignoró mi mano y se incorporó en el piso. A quien había tirado era a Nolan, dos mechones de su cabello perfectamente despeinado habían caído a los costados, tapando sus ojos un poco–. Oh, Nolan, lo siento, te ayudo.

–No te preocupes.

«Maldita sea».

Siempre tengo que estar ocasionado problemas con este chico, pero ¿es que acaso jamás tendremos un encuentro normal, que no esté plagado de momento incómodos?

–¿Qué es lo que esta pasando? –llegó Kath a mi lado. «Perfecto».

–Mel, ¿estás bien? –a mi otro lado se acercó Camille.

Las volteé a ver, cuando los ojos de Le Brun dieron con Nolan una pequeña mueca de preocupación se instaló en sus labios. «Interesante». Disimuladamente miré al chico, el pequeño gesto de molestia que parecía tener hace unos segundos desapareció, dejando al inicio un rostro sin expresiones, pero después puede distinguir algo que quizás los demás no, incluso estoy segura de que él mismo ni se dio cuenta, un leve rastro de temor. «Más interesante todavía».

Nolan & Melody.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora