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ASKELLA
Me he ido a la cama siendo la chica más afortunada de todo el mundo. ¿Y cómo no? Si la noche fue tan grandiosa como un ansiado cuento de hadas que experimenté sin tener que rogarles a los dioses. No voy a olvidar nada de lo que viví y tampoco me cansaré de recordarlo.
Un Escarlata me invitó a un baile, fui su pareja por el resto de la noche, me llevó a conocer árboles de cerezo y me regaló un brazalete que contiene a un montón de dinero. Además, me escoltó de regreso hasta mi habitación y yo quise darle un beso en la mejilla porque eso hubiese sido lo apropiado para una cita romántica.
Porque lo que tuvimos fue una cita, estoy muy segura de ello. ¡Él no se avergonzó de estar conmigo! Y es que yo nunca habría imaginado que una relación sería así, había fantaseado demasiadas veces con conocer al pelirrojo de la fotografía que jamás me pasó por la mente que él sería tan considerado.
Papá se equivocó en todo y sus consejos nada más sirvieron para alterar a mi mente, él tampoco razonó la probabilidad de que Darek fuese bueno conmigo y quizás por eso trató de advertirme en demasía sobre la Élite.
Como yo tampoco podía creerlo, decidí discutir el asunto con mis muñecas en cuanto Elinor me deseó las buenas noches y salió de mi habitación. Tomé a cada una de la vitrina donde suelo guardarlas y pronto estábamos metidas en una importante reunión para hablar sobre mi cita con Darek.
...Si tuviera amigas sé que habría hablado con cada una para escuchar una opinión diferente, pero supongo que desear amistades largas y duraderas ya es avaricia de mi parte.
Me conformaré con el romance de cuento de hadas, además mis muñecas son las mejores oyentes y en ningún momento me interrumpieron para quejarse.
Anoche, mis manos no paraban de moverse mientras les conté todo lo que había ocurrido a lo largo de la noche. ¡Ay, es que no puedo con esta emoción! Nunca pensé que sentirse de esta manera traería tanta alegría y es que, con tan solo verlo, mi corazón ya empieza a palpitar con rapidez.
¡Él me trató como si fuera lo más valioso del mundo! Y su sonrisa... ¡Era como un rayo de sol! No pude evitar abrazar a Huni, riendo de lo feliz que me sentía. Les dije que me habló de cosas hermosas, como si yo fuera parte de sus pensamientos más preciados.
Mis muñecas parecieron responderme en silencio. Octavia, siempre tan seria, parecía asentir con una sabiduría antigua, mientras que Hazel, con su vestido de encaje, estaba tan emocionada como yo, al igual que si comprendiera mi alegría. ¡Y Maude! Esa muñequita se encontraba tan entusiasmada que casi pude imaginarla saltando. Me respondieron que tengo mucha suerte y que Darek debe de sentirse tan bien como yo lo hago.
¿Será verdad? Yo espero que sí, espero con todas mis fuerzas que él también pensara en mí como yo lo hice por el resto de la noche.
A mis amigas les confesé que jamás pensé que alguien pudiera hacerme sentir tan especial. Las miré a todas, porque son mis confidentes más leales, y les agradecí una vez más por estar conmigo y por escucharme con tanta atención.
