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Lo primero que pudo sentir al despertar fué el olor a metálico flotando en el aire, después un dolor realmente adormecedor en la cabeza que lo dejó alucinando apenas recobró la consciencia. No pudo abrir sus ojos hasta que sintió que sus parpados dejaron de pesar lo mismo que rocas, y cuando los abrió se arrepitió totalmente de hacerlo, cerrándolos de nuevo con una fuerza que no reconocía como suya.

Muchas cosas había visto como doctor, mucho sufrimiento y muchas imágenes que desearía no tener grabadas en lo profundo de su memoria, pero jura por todo lo que ama que nada de lo que como doctor había presenciado, llegaba a compararse con lo que en ese momento sus ojos negros veían.

Había carne despedazada; putrefacta y fresca en diferentes niveles, algunas partes -la mayoría parecía pertenecer al pecho y pierna humano- con signos de mordidas. Matas de cabellos rubios, negros y castaños enredados con dedos sueltos. Sangre seca y sangre fresca. Manchas de humedad y quemaduras encima de las paredes con texturas irregulares, al igual que en el piso de roca. Y por último, en el centro del lugar; la parte superior de un cuerpo femenino en la primera etapa de descomposición.

Sin embargo por más que buscó mo encontró ni una sola arma en el lugar; ni un cuchillo y mucho menos pistolas. Tal vez era por la poca luz, pero le pareció observar sombras moverse, aún si no existía un solo objeto del cual podrían provenir.

No pudo evitar pensar que estaba en un especie de basurero para carne. Y eso le hizo pensar en que condiciones estaba él, comenzando por asegurarse de que sus manos estaban completamente libres y sin atadura, comenzó a tocar su torso y pecho, su piernas y por último sus rostro. Aunque se sentía adormecido por todos lados, y con dolor; estaba completamente bien, no le faltaba nada.

¿Pero que hacía ahí?

¿Por qué y cómo había llegado hasta un lugar tan siniestro?

Intentó pararse, lográndolo con algo de dificultad y con la ayuda de una pared totalmente desnivelada. Sus piernas no se mantuvieron demasiado tiempo sin doblarse, con los primeros pasos que dió, terminó por caerse en un charco de sangre. Aguantó un chillido en su garganta al sentir el líquido espeso entre sus dedos. Era asqueroso y le asustaba, pero no podía permitirse ser débil.

Se paró nuevamente; sus rodillas cubiertas por un pantalón de vestir negro totalmente manchadas de rojo al igual que sus blanquecinas manos. Caminó un poco más hasta observar un puerta de metal cerrada, aunque era más un portón. Parecía estar cerrado por fuera, por más que quisiera no podría abrirla.

Por las paredes tampoco había ventana alguna, todo era piedra. Quería llorar, no podría escapar del lugar por más que se esforzara.

Ahora le dolía la cabeza aún más que antes, y no tenía las fuerzas para mantenerse parado. Estaba totalmente acabado, iba a morir en ese lugar y los restos de su cuerpo serían separados uno por uno, enredarían el lindo cabello platinado que tanto trabajo le había costado mantener entre sus dedos y lo dejarían pudriéndose. Sus familiares no sabrían de su muerte y no podrían llorarlo en paz.

Solo deseaba llorar, por un segundo ser el chico débil que en toda su vida no pudo ser, pero ni para cumplir un último deseo tenía tiempo, ya que el portón hizo sonidos extraños, como si se estuviera abriendo.

Inmediatamente sintió la sangre recorrer cada centimetro de su cuerpo, gotitas de sudor recorriendo su rostro y cuello. Felizmente sus piernas no le fallaron en ese momento y pudo retroceder lo suficiente como para llegar al mismo lugar del cuál se había levantado, con su cabeza platinada apoyada en la dura pared.

Comenzó a transpirar y respirar erráticamente, alguien pronto entraría al lugar y era muy problable que no se tratara de una persona amable, si no de quién lo asesinaría sin piedad alguna. Ya se estaba haciendo la idea y no iba a lucir como alguien bonito, probablemente sería un señor de cincuenta años con poco cabello y una barriga enorme.

Cerró sus ojos e intentó contar números imaginarios para tranquilizarse.

Deseaba con todo su ser morirse de un paro cardiaco ahí mismo antes de ver a esa persona. No quería verlo, pero cuando la puerta se abrió de lado a lado, iluminando el lugar y dejando entrar a la persona responsable, fueron sus propios ojos quienes lo traicionaron.

Lejos de ser como se lo imaginaba, la persona que entró era un muchacho de aproximadamente su edad; alto, de cabello negro y apenas le dirigió la vista, dejando que observara su rostro, puede asegurar que de sonrisa angelical. Vestía una camiseta celeste grisácea y pantalones marrón claro.

Tragó saliva, si no estuvieran en esa situación y en cambio estuvieran en una fiesta, sería al tipo de chico al cuál le pediría su número. Pero no, estaba ahí a punto de ser asesinado por el chico lindo.

No dijo nada, no intentó gritar y mucho menos se movió; se congeló tirado contra la pared al ver como avanzaba hasta donde estaba con una expresión ciertamente indescifrable. Su sonrisa era linda, pero sus ojos escondían algo perturbador, tal vez incluso triste, pero sin duda alguna no le gustaban, no le gustaba que lo observara.

Cuando el muchacho estuvo lo suficientemente cerca, se agachó, y él no pudo evitar contraerse, acercando sus piernas hasta donde su pecho. Soltó un par de lágrimas que no pudo controlar, eso pareció gustarle al muchacho que no había dejado de observar fijamente sus ojos.

Ahora que estaba agachado podía verlo desde el mismo nivel, incluso estando en ese pequeño espacio podía verse quién era el que tenía el poder. Chishiya se sentía pequeñito, solo y con mucho miedo, con ganas enormes de llorar.

Pero si a ese tipo le gustaba verlo roto, no le iba a dar el placer.

一Tú color de cabello es muy bonito, ¿Sabes? Me recuerdas a alguien de mi secundaria. 一Esperó que le dijera muchas cosas, pero que halagara su cabello no. 一 Aunque las raices están un poco descuidadas, sigue siendo lindo.

No supo que hacer, ¿Debería responderle? ¿Debería llorar y pedir por su piedad? ¿Golpearlo e intentar escapar?

No tuvo tiempo para escoger una pues el chico se acercó a él en un movimiento rápido que no pudo ni ver, y sostuvo su rostro entre sus manos largas y delgadas, aprisionando sus mejillas. Estando entre ellas se permitió lagrimear, pero no emitió sonido alguno.

Se sentía débil como ninguna otra vez en su vida.

一No... 一Dijo, lo único que pudo decir antes de romper a llorar esta vez libremente, sin importarle que aquella persona estuviera solo a centimetros de su cuerpo y con su rostro extremadamente cerca al suyo.

一Realmente te pareces mucho a él, a Niragi le gustarías mucho. 一 escuchó al tipo hablar, pero sus lágrimas y el sonido de sus jadeos no le permitían escuchar correctamente. 一 Pero él no lloraría como perrito asustado. Dime dulzura, ¿Tienes miedo?

No respondió, en cambio cerró sus ojos fuertemente. El chico apretó su rostro entre sus manos, haciéndolo soltar un grito que calló rápidamente.

一Te estoy preguntando si tienes miedo, ¿No tienes lengua para responderme?

Chishiya abrió sus ojos, encontrándose con la misma sonrisa de antes, pero esos ojos profundamente negros ahora tenían cierto brillo.

一N-no tengo miedo... 一 dijo, sintiéndose estúpido al ver que la respuesta divirtió al chico.

一Eso es muy divertido, me gusta la gente que no me tiene miedo. Es más gracioso verlos retorcerse de dolor mientras que los asesino. ¿Quieres morir rápido o te gustaría jugar conmigo? A mí me gustaría muho jugar contigo.

Chishiya no dijo nada esta vez, simplemente se quedó callado, observando como poco a poco la sonrisa del contrario desaparecia para ser remplazada por un rostro serio que no hizo más que asustarlo.

一Dime tú nombre. Ahora.

¿Qué era ese repentino cambio de actitud?

一Shuntaro Chishiya. 一 sus ojos estaban más hinchados que cuando despertó, su cabeza totalmente adolorida y él simplemente quería dejar de estar ahí.

Si lo iban a matar que sea rápido.

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⏰ Última actualización: Mar 26, 2023 ⏰

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Sin and sinners ※ niragi x chishiya x bandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora