The Karate Legacy- Robby Keene

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"La vida nunca es la misma después de una noche de diversión."

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La mesa del comedor estaba
cuidadosamente puesta, como siempre. Los Montgomery no eran conocidos por ser espontáneos, y esa noche no era la excepción. El brillo de los candelabros iluminaba el ambiente elegante, reflejando la perfección que se esperaba en cada rincón de la casa. Isabella, sentada entre su madre y su padre, observaba el alimento frente a ella sin muchas ganas de probarlo. La conversación que se desarrollaba a su alrededor no hacía más que reforzar la distancia que sentía con ellos.

- ¿Has terminado el proyecto de la escuela, querida? -preguntó Arthur sin apartar la vista del teléfono.

Isabella asintió distraída. A su lado, Juliana, su hermana menor, jugaba con su comida, ajena a la tensión que se cernía sobre Isabella.

- El evento de mañana será un desastre si no confirmamos todos los invitados hoy -comentó Vivienne, mientras cortaba un trozo de carne con precisión. Las palabras de su madre flotaban en el aire, pero Isabella no las sentía. Eran solo parte de un guion que ya conocía.

Vivienne miró a su hija por encima de sus gafas.

- Isabella, ¿me escuchas?

Isabella levantó la vista, forzando una sonrisa.

- Sí, mamá. Estoy escuchando.

De repente, el teléfono de Isabella vibró sobre la mesa. Un mensaje de Lara.

¿Estás libre esta noche? Fiesta en la playa. Te necesito allá, la noche está empezando y la diversión también. ¿Te apuntas?

Isabella no pudo evitar sonreír al leerlo. A su amiga le encantaba interrumpir su rutina con algo divertido y, aunque sabía que sus padres no entenderían, esa invitación se sentía como una escapatoria.

Miró a su madre, que estaba demasiado concentrada en su teléfono como para notar la distracción de su hija.

- Mamá, voy a salir con Lara esta noche.

Vivienne la miró por encima de sus gafas, suspirando ligeramente.

- ¿A esta hora? Isabella, recuerda que tienes que descansar para el evento de mañana.

Isabella levantó las cejas, fingiendo seriedad.

- Lo prometo, será rápido. No te preocupes.

Vivienne la observó unos segundos, como si sopesara la respuesta, pero finalmente asintió, sin decir nada más. Arthur, por su parte, ni siquiera levantó la mirada de su pantalla.

Isabella se levantó de la mesa, cogió su bolso y, antes de salir por la puerta, envió un mensaje a Lara diciendo que estaba en camino.

El aire fresco de la tarde la recibió cuando salió de la casa. Cerró la puerta con suavidad, dejando atrás la perfección silenciosa de los Montgomery y el mundo en el que había crecido. Esa noche, por fin, se permitiría ser solo Isabella, sin expectativas, sin los ojos vigilantes de sus padres.

La fiesta en la playa sería, por fin, su escape.

La música resonaba en el aire, mezclándose con el sonido de las olas rompiendo contra la orilla. La fiesta en la playa estaba en pleno apogeo, luces de colores titilaban entre la multitud, creando una atmósfera vibrante. Isabella caminaba entre los grupos de jóvenes, observando el caos a su alrededor. La gente bailaba, reía, y las copas de alcohol pasaban de mano en mano. A pesar de estar rodeada de amigos y conocidos, se sentía un poco fuera de lugar, como si algo estuviera faltando.