Era un lunes, tenía que ir al colegio. Sinceramente no me gustaba, preferiría decir que era una perdida de tiempo. Me levante con una cara larga y con los ojos hinchados, luego de llorar toda la noche. Mi madre como siempre me saludaba con una caricia en la cabeza.
- Como amaneciste hija?- dijo mientras se arreglaba un poco la camisa - te veo muy pálida, toma algún jugo o algo y quitate ese abrigo, no hace frío.
- Amanecí muy bien - estire las mangas hasta las palmas de las manos - tengo frío madre, creo que estoy enferma - intente fingir una tos - pero no te preocupes, se me pasará.
- Acuerdate de que no puedes enfermarte, no tengo tiempo para cuidarte - exclamó antes de tomar un trago de su taza de café.
Me había dolido lo que dijo, más de lo que podría imaginarse.
- Si, lo sé, no te molestaré, iré al colegio. Cuidate.Llegue al colegio tratando de evitar pensar en lo poco que a mi madre le importaba. Usaba el abrigo para que no vea las 'bellas' marcas que dejan los pensamientos de los cuáles ella ni nadie me protegian. Ir al colegio no era mejor que vivir con mi familia. Esta época era el principio de lo que sería unos largos y pesados años aquí en el colegio. No tenía amigos, así que no podia charlar con nadie de todo lo que me pasaba, después de todo, me costaba confiar en alguien.
- Allí va la ballenita - escuche.
Era algo de todos los días, me juzgaban más por mi físico que por las ideas correctas que tenía para definir sus personalidades podridas. Hago como si no me importará, pero... Por Dios! Que tengo que tanto les molestan? Si supieran por todas las cosas que paso, quizás hasta les daría pena. Ya sabía que carecía de belleza, pero no era para que me lo recuerden cada maldito día de todo el año, año tras año.
Al terminar la mañana, tuve que ir de nuevo a casa. Había sido un día normal, solo que hoy no se burlaron tanto de mi. Llegaría a casa y me iría a un parque que esta a unas cuantas manzanas de mi casa. Para poder sentir el olor a hojas muertas, aire fresco y poder disfrutar de una de las cosas que más amaba, el fútbol. Suena algo anti-feminista, pero era la realidad, adoraba ese deporte. En el parque tenía varios amigos, pero ninguno para hablar de los problemas. Mis amigos eran de mentalidades limitadas, me consideraba mucho mas maduras que todos y si yo no podia con mis problemas, ellos menos; 'en su vida solo existía el fútbol'. Pero había uno de ellos que destacaba mi atención y por ende, mi odio. Ese era Henry.
Lo conocí a los ocho años, era tan blanco que brillaba ante toda esa arena de la cancha. Tenía el cabello de color negro y unos ojos cafés oscuros que en una mirada, te transmiten mas cosas que otros. El me había aclarado.
- Las niñas que juegan fútbol no merecen ser llamadas 'mujeres'. Nunca me van a gustar las chicas como tú.
Era el ser mas insoportable que hubiera querido conocer. Pero gracias al cielo, viajaba cada año y volvía luego de unos cuántos meses. Silenciosamente adoraba cada vez que me decía eso, aunque también me molestaba.
Esa tarde era extraña, por primera vez luego de mucho tiempo disfrutaba de risas entre mis amigos. Estabamos sentados en una escalera, contando anecdotas y jugadas.
- Julie, recuerdas a Henry?
- Si, lo recuerdo, por que la pregunta Mark? - respondi.
- Volvio antes de lo previsto - soltó una carcajada, el sabia que lo odiaba - lo vi hoy de camino al colegio. Volverá para ponerte los nervios de puntas.
- Callate Mark, ya verás, no me importará en absoluto cuando lo vea - dije segura de mi misma. Claramente no sabia cual iba a ser mi reacción al verlo. Aunque nunca se lo dije a nadie, me parecía atractivo.
Invite a Mark y a Luck a jugar un partido, ellos contra mi. La pelota se había ido hacía una esquina. Me ofrecí para ir a buscarla.
- Hey Mark, amigo! Mira quien llego! - grito Luck.
- Aquí estoy de nuevo, vuelvo para ganarle a todos.
Habia encontrado la pelota. Vine a pasos suaves jugando en mi imaginación. De un momento a otro escuche una voz. La voz se me hizo familiar. Era un tono dulcemente burlón. De repente, caigo en la cuenta...
Oh no... E...r...Era Henry.
Gire. Si... Era mi odiado Henry.
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"Amor a mil demonios... por un Ángel."
RomanceJulie, ella creía que la vida era tan mierda como pensaba y si, era una mierda. Sufría de depresión, pero nadie lo sabía. El matrimonio de sus padres era una farsa. En el colegio le hacían bulliyng y para colmo, ningún chico se enamoraba de ella. Cr...