Desecration

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Historia para el concurso Santa Espanta 2021 (categoría terror)

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Historia para el concurso Santa Espanta 2021 (categoría terror)

Un pueblo lleno de secretos.

Una montaña llena de maldad.

Una noche trágica, en la que los demonios del infierno... hicieron respetar a Satanás.

Desecration

LA PROFANACIÓN

Detrás de toda leyenda, existe una historia todavía más perturbadora. Una que no se cuenta.

En 1976, los pueblos más pequeños eran los que ocultaban los más grandes secretos. Las cosas más oscuras, macabras y siniestras. Y las personas eran supersticiosas, creían en cuentos, mitos y leyendas.

Pero la montaña Verehrung no era un mito.

A medio kilómetro de ella existía un pueblo tranquilo y pequeño. Un sitio turístico, lleno de colores y de vida. Sin embargo, era sólo una fachada, pues más allá de esos habitantes felices que vivían en paz, estaban los que tenían sus casas más cerca de la montaña: los brujos...

En aquellos alrededores, había una palabra muy temida, casi prohibida: espiritismo. Pues eso no era un juego. No era sólo encender una vela o esbozar una estrella. ¡Era más que eso!

En la montaña Verehrung la magia negra era... peligrosa, diabólica. Se hacía brujería con extraños muñecos y tótems. Se hacían pactos que exigían cumplir cosas inimaginables. Y quien practicaba esas fechorías, se condenaba a vivir en penumbras, a vivir escuchando voces y viendo cosas paranormales, a crear altares grotescos y a desencadenar el mal.

Una noche, tan oscura como nunca antes se había visto, todas las aves que volaban por las nubes cayeron del cielo, llenando las calles de cuerpos inertes y de gotas de sangre. La comunidad, horrorizada, supo entonces que ocurriría una catástrofe.

Mientras las personas del pueblo se escondían en sus casas y rezaban rogando compasión, Sahara Baker, la joven alegre, hermosa y bondadosa del pueblo, llevaba días refugiándose en la suya sin salir, con la creencia de que de esa manera podría mantenerse segura. Pero ya nada podría protegerla.

Era hija única, proveniente de una familia cristiana. Sus padres ese día habían salido a la ciudad para ir a la iglesia y ella se quedó con el pretexto de estar enferma. Ellos desconocían de sus prácticas y rituales, no podían saberlo porque su religión estaba en contra.

Quizás las cosas hubiesen sido diferentes de haber sabido que su hija tenía pensamientos oscuros y anormales. Que le gustaba ver sufrir a otros y que sentía fascinación hacia las cosas ocultas del satanismo.

Pero los sucesos de esa noche la desmentirían.

Sahara se encontraba en la sala, recostada en un sillón de terciopelo con sus piernas extendidas y sus ojos cerrados, medio dormitando. Frente a ella estaba una pequeña televisión que llevaba horas apagada. Entonces empezó el caos.

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