Eran las cinco de la tarde. En la estación de policía había un completo silencio, todos esperaban fuera de la sala de interrogatorios. Un joven menor de edad yacía allí, siendo interrogado por el oficial encargado del caso C.8. El joven no había dicho una palabra, simplemente escuchaba las preguntas y sonreía como un completo psicópata. El oficial ya fastidiado decidió preguntar algo más a su nivel.- ¿Te arrepientes de lo que hiciste? - le preguntó, el joven miro al oficial, su sonrisa desapareció completamente, su expresión cambio y se llenó de ira.
- De lo único que me arrepiento es de no haberlos hecho sufrir lo suficiente- esas fueron sus únicas palabras en más de dos horas de interrogatorio.
Un mes antes
Habían pasado horas desde que Ari y su madre salieron de casa en dirección a una nueva escuela. El joven llevaba dormido desde que su madre arranco el auto. El día anterior había tenido que acomodar todas sus cosas de manera desesperada, incluso en la madrugada cuando salieron de casa agarro lo primero que vio en el closet para vestirse, eso era un pulóver blanco con un abrigo y unos jeams. El sol comenzaba a salir y los primeros rayos daban en dirección a la ventanilla del auto, reflejándose directamente en cara del muchacho.-Ari Jhonson, Cariño, despierta- le llamó su madre.
- ¿Qué pasa? ¿Ya llegamos? - preguntó con un gran bostezo cuando por fin consiguió abrir completamente los ojos.
- No, todavía falta un poco - le dijo - Te desperté para que fueras desayunando, no has comido nada desde que salimos de casa- La señora Jonson estiro su mano a los asientos traseros del auto, agarrando una pequeña bolsa- Aquí tienes un sándwich que prepare- le extendió la bolsa a su hijo y él la acepto sin reprochar. La madre de Ari era una mujer trabajadora, con muchos hijos que cuidar, más un padre ausente que lo único que dejo para ellos fue una gran fortuna que no podrían tocar hasta cumplir la mayoría de edad y tener un trabajo fijo. También dejo una beca en una escuela interna de hombres para cada uno de sus hijos.
Era el momento de Ari, el mayor de 3 hermanos. Comía su sándwich con calma mirando por la ventana del auto el hermoso paisaje. Era época de otoño, las hojas de los árboles estaban en sus tonos cálidos y con la poca velocidad del auto se veían perfectos. La escuela estaba fuera de la ciudad. No recordaba bien cuanto había dormido, pero sabia que estaba bastante lejos. Lo único cerca era una pequeña comisaría de policía y la morgue, además de un pueblo a unos pocos kilómetros, calculando bien podían ir caminando de un lugar a otro, solo le tomaría unos minutos, máximo media hora. No quería tener contactos con ese tipo de lugares y menos con la morgue, desde pequeño tuvo pánico a los cadáveres y fantasmas, quizás por eso nunca se unió a sus amigos cuando veían películas de terror.
Dio uno de los últimos bocados a su sándwich, con mucha calma cuando:
-¡¡Mira Ari, allí está, ya llegamos!!- lo agarro repentinamente del brazo asustando al joven- ... ¿Ari? - la mujer miro a su hijo. El joven se estaba ahogando, su cara estaba roja y tosía con fuerza. No podía respirar. La mujer freno de repente el auto provocando que el chico se ahogara aún más.
- ¡Por dios Ari! - grito la señora- ¡Sal del auto! - empujó al joven fuera del auto para ella salir detrás de él con un pomo de agua- ¡Bebe esto y luego levanta los brazos, Hijo por favor! - Ari seguía tosiendo con fuerza, pero eso no le impidió oír el sonido de un auto frenando cerca de ellos.
-Señora ¿qué le pasa? ¿Se encuentra bien? - Un hombre de la misma edad de la señora Jonson bajo del auto recién llegado, se veía muy preocupado por la situación de Ari, y junto con él venia otro joven. Un muchacho de cabello negro, piel pálida. Traía puesto un abrigo gris y por debajo de ese se podía ver otro abrigo negro con franjas amarillas. Además de un pantalón negro.