Maestro Elemental del Trueno || MDZS/TGCF/SVSSS-PIDW

Tsundere Master.

En el Muelle de Loto, en Yunmeng, los discípulos menores corrían por los tablones de madera mientras intentaban elevar las cometas de práctica.

Algunos de los discípulos que montaban sus guardias rutinarias sonrieron con nostalgia al verlos. Recordando cuando ellos también jugaban de esa manera.

Afuera, en el mercado, el ambiente bullicioso era el mismo de siempre.

Los vendedores vociferaban con esmero, haciendo alarde de sus productos y endulzándolos para atraer a más personas a sus puestos. Las mujeres jóvenes charlaban entre ellas mientras compraban baratijas que les parecían bonitas.

¡BROOOOM!

Toda la tranquilidad fue destruida cuando un fuerte estruendo retumbó en el cielo.

Las personas levantaron la mirada, pero el cielo estaba despejado.

—¿Una tormenta?

—¿En verano?

¡BROOOOM!

Fuuuuu-

El viento que llegó después del segundo estruendo meció las hojas de los árboles cercanos.

Los oscuros nubarrones cubrieron el cielo como un tifón. El ojo de la tormenta parecía provenir desde el interior del Muelle de Loto.

Drip, drop. Clop, clop.

Pequeñas gotas de agua comenzaron a caer en el muelle y en el agua del lago.

Un rayo de color violeta se abrió paso entre las nubes e impactó en la lejanía. Era difícil precisar la ubicación exacta del impacto.

¡BROOOOM!

—¿Quién vive en ese lugar?

Un cultivador vestido con una simple túnica blanca y un sombrero de paja en la cabeza preguntó con una suave sonrisa.

Un discípulo Jiang que estaba en el mercado respondió después de unos segundos.

—El Líder de Secta Jiang está recluido en ese lugar —su rostro estaba pálido.

El cultivador de blanco asintió y dijo seriamente; —Deberían poner una barrera en el muelle, el Líder Jiang parece estar a punto de atravesar una Tribulación Celestial.

—¿Tribulación Celestial?

—No hay tiempo —expresó—, hay que sacar a las personas cercanas, tráelas aquí, es más seguro que dejarlos quedarse dentro de la secta en este momento.

El discípulo vio la suave sonrisa, que también contenía genuina preocupación, en el rostro de ese cultivador, también vio a la persona vestida de rojo a su lado; parecían confiables, entonces asintió. Había una sensación ominosa viniendo de esa tormenta.

Pronto, los discípulos mayores llegaron con los discípulos menores a cuestas, los sirvientes y las cocineras, así como sanadores y otra servidumbre. Las personas del mercado ya se habían conglomerado en una pequeña plaza bajo las órdenes de la persona de blanco.

Los discípulos Jiang colocaron una barrera rápidamente.

—¿Es un castigo divino? —alguien preguntó.

—Los cielos deben estar castigando al Líder Jiang por sus acciones.

—Que lamentable.

Los discípulos que escucharon las palabras de los ciudadanos fruncieron el ceño, pero no dijeron nada mientras se concentraban en sus tareas.