Mikey se ha distanciado de Draken desde lo ocurrido con Emma. En cambio, ha mantenido el contacto con el resto de sus amigos. Siendo francos, la verdad es que lleva una vida bastante recta. Una vida aceptable y feliz. Hasta que el día de la boda de...
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"But just because it burns
doesn't mean you're gonna die.
You've gotta get up and try, and try, and try".
"Pero solo porque queme
no significa que vayas a morirte.
Tienes que levantarte e intentarlo, e intentarlo, e intentarlo".
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Tras varios minutos de arrumacos y gorgoritos, dos de los gatos de Mikey comienzan a perseguirse por el jardín, agazapándose entre los montículos de hierba alta y saltando sobre el otro sin previo aviso, encorvados y rebosantes de energía.
Draken los contempla correr de aquí para allá con la cola erizada, dando rienda suelta al combustible que han acumulado después de pasarse casi todo el día dormitando en el porche, rodando perezosamente hacia los retales de sol que se esparcen por el jardín de manera desigual, confiriéndole a la residencia de los Sano un aspecto alegre, similar al que exudaba cuando Mikey y Emma apenas levantaban tres palmos del suelo.
El tercer animal se escabulle silenciosamente hacia el caserón, procurando no llamar la atención de los demás.
—He instalado gateras en la casa y en el cobertizo —le explica Mikey en cuanto el gato desaparece tras una compuerta diminuta construida en la entrada de la cocina—. De esa forma pueden ponerse a cubierto o merodear por el exterior cuando les apetezca. Al principio fue una pesadilla, ¿sabes? Me despertaban siempre que querían entrar o salir —bufa, poniendo los ojos en blanco mientras encaja la llave del cobertizo en su cerradura—. Duermen dieciséis horas diarias, así que por las noches tienen ganas de jugar.
—O sea, que son como tú cuando tenías quince años.
Mikey deja escapar una risita divertida, a sabiendas de que no hay mucho que pueda decir para defenderse. Se hace a un lado para dejarlo pasar a él primero.
—¿Sabes, Ken-chin? Hay noches en las que yo también tengo ganas de jugar.
