¿Amor o Balas? | Kakucho Hitto

1.

>>Contacto<<

Elizabeth.

Shibuya me recibe tras un vuelo largo y muy pesado. Chad y Percy vienen junto a mi. Les pedí que solo empacaran lo necesario ya que solo venimos por uno o dos días.

Pues Percy se lo tomó muy en serio, con eso de que solo trae una mudada.

Los chicos piden un taxi y nos vamos directo al hotel. Paulo me hizo saber que Takeomi había hablado a la casa (en Italia).

Mi preguntas es; ¿Por qué no quieres que Takeomi se de cuenta que estás aquí?

Si le hago saber que estoy en Japón, comenzará a darme sermones y me pedirá explicaciones que no me interesan dar. Al menos no por ahora.

Llegamos al hotel y pido 2 habitaciones, le entrego la llave a Chad—por que es el más cuerdo—. Y cada quien se va a sus respectivos cuartos.

La habitación cuenta con una pequeña cama, una ventana vieja con cortinas en color verde, al lado de la cama hay una mesita de noche. No ofrece mucho, solo lo necesario.

Lo bueno es que tiene aire acondicionado.

Me dirijo hacia la ducha para darme un refrescante baño, para luego descansar por unas horas ya que a media noche me toca visitar un lugar. Vine por un objetivo y no descansaré hasta encontrarlo.

Seco mi pelo con una toalla extra que esta en el baño. Ni siquiera me tomo el tiempo de cambiarme me quedo solo en bata.

Cojo el móvil para acordar el lugar donde me recogerá mi contacto. También le escribí a Paul preguntadole si está todo bien por Italia, y él me contestó casi al instante diciendo que todo estaba marchando bien, pero que aún no han dado con Taiju.

Si sabe esconderse ese hijo de perra.

Solo tengo una opción donde se que me darán la información que deseo, y la cual obtendré esta misma noche.

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No dormí ni una mierda, solo me la pasé dando vueltas por toda la cama sin poder llegar a descansar.

Me cambio rápido y llevo conmigo una chaqueta ligera. Ya que las noches en Shibuya son un poco frescas.

Toco la puerta de la habitación de los chicos, Percy es el que abre la puerta. Entro y... vaya, su habitación es un poco más grande que la mía.

Pues si wey no mames, son dos.

Tomo asiento en el mueble naranja que está junto a la puerta. Percy me ofrece algo de beber—me sorprende lo callado que está, normalmente parece una lora—. Tomó la soda en lata que me da y le doy un sorbo.

Chad se asoma por el pasillo con una toalla alrededor de la cintura y su cabello un poco húmedo, me atraganto con el sorbo que le había dado a mi soda. Por instinto me cubro los ojos rápidamente

—¿Tan mal estoy?— pregunta ofendido.

¿Mal? Si tú eres todo lo que esta bien.

Chad es un tipo muy apuesto. Sus ojos son un celeste precioso y es de piel pálida—muy pálida—. En tanto a su cuerpo es fornido—incluso más que Percy, pero menos que Paulo—. Es una de las pocas personas en las que confío

—Deberías ponerte algo de ropa— le sugiero aún con mis manos sobre los ojos—. Necesito decirles algo

—¿No te gustaría ver por última vez?— ¿como que por última vez?