𝑹𝒆𝒎𝒆𝒎𝒃𝒆𝒓 𝒎𝒆

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— ¿Prometes siempre estar ahí?

— Toda la vida, querido.

— ¿Hasta el fin de nuestros días?

El pelinegro asintió con una gran sonrisa mientras le tomaba la mano mirándolo directamente a los ojos, demostrando todo el amor que le tenía.

Los dos muchachos de catorce años con unos cuantos meses de diferencia entre ambos pero con los mismos sentimientos hacia el otro: ternura, miedo e inseguridad.

Ternura porque se amaban tanto que darían lo que fuese por estar juntos toda la vida, aunque fuese un simple amor de adolescentes. Una promesa que tal vez ni dudaría muchos años, pero en sus ojos se podía notar la honestidad del momento, la claridad de sus sentimientos. Ellos dos para siempre, encerrados en su burbuja de cariño, comportándose de manera negativa ante las propuestas de sus familias.

Miedo por la negatividad de los demás hacia ellos, los comentarios para nada positivos que trataban de no tomar importancia. Pero todos esos insultos ni siquiera eran escasos, todos con la intención de lastimarlos y desgarrar sus almas, todos sus familiares las veían como errores, como personas malas, como si amar a alguien de tu mismo sexo fuese suficiente como para verse como el peor de los criminales.

Inseguridad debido a la sutileza de los comentarios sobre los demás hacia ellos, porque sabían que ambos tenían otras personas que se encontraban deseosos de una oportunidad. La gran cantidad de pretendientes les sacaba una mueca, porque pensaban, que si estuviesen con esas chicas, tendrían una vida como los de cuento de hadas. Pero con el tiempo se dieron cuenta que no era necesario; en el fondo ninguno quería una princesa, sino un Rey.

— ¿Me dejas tomarte una fotografía? —El menor lo miró, extrañado—. Acabo de comprar esa cámara que tanto querías, ¡por favor!

El castaño asintió lentamente con una sonrisa adornando su rostro, mientras se levantaba de la áspera arena y se acercaba a la orilla del océano, posando entre risas debido a que el mayor se quejaba porque se movía mucho.

Hasta que capturó la imagen perfecta, a SungHoon sonriendo con el atardecer de fondo. Una bonita fotografía para recordar.

— ¡Heeseung! —El castaño canturreó mientras reía bajito, amaba molestar a su pareja

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— ¡Heeseung! —El castaño canturreó mientras reía bajito, amaba molestar a su pareja.

— Uh, tengo sueño —El pelinegro se removió entre las sábanas, tapando todo su cuerpo para no escuchar las palabras de el menor.

Hasta que sintió un líquido recorrer su cuerpo, SungHoon lo había vuelto a hacer.

Le había tirado agua helada, otra vez.

Se levantó de golpe, el frío reinando su cuerpo mientras veía a su pareja mirarla, su gran sonrisa que aguantaba la risa por su aspecto mojado; con su cámara entre manos.

Y el sonido de esta lo sacó de su imaginación para levantarse y perseguirlo por todo el departamento mientras se quejaba por la inusual manera de despertarlo y de seguro la horrible fotografía de un HeeSeung temblando somnoliento.

𝐋ast Chrismast 𖦹 HeehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora