HAPPY HEESEUNG

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Rayos de sol entraban desde la ventana. Sunghoon estaba seguro de que había cerrado todo antes de dormir. Se despertó de a poco y al abrir por completo los ojos pudo ver a Heeseung sentado frente la ventana con una taza entre las manos.

《 - Madrugaste.》 Se burló el pelinegro.

《 - Tenía mucho en que pensar.》 Heeseung dejó la taza en la mesita de luz y se acostó junto a Sunghoon. 《 - No voy a abandonar mi felicidad para ver a mis padres felices y orgullosos. Puede irse tranquilamente a comer un limón.》 El menor rió por la ultima frase del pequeño, lo abrazó y le dejó un dulce beso en la boca.

《 - ¿Y qué vas a hacer?》

《 - Voy a hacer lo que ella quiere, desaparecer de su vida.》

《 - Mientras te sientas bien y feliz.》

Heeseung se acurrucó en los brazos de su novio. 《 - Gracias por lo de ayer, en serio me subió el animo. Seguramente si no se te ocurría iba a llorar hasta dormir.》

《 - Le debo una buena a Jay.》

・ ・ ・

Tal y como le dijo su madre dijo, la llave se encontraba en la tercera maceta de la ventana. Cuando finalmente entraron, se dirigieron directamente al cuarto de Heeseung, que seguía exactamente igual a como lo había dejado antes de mudarse con su novio, solo que ahora había cajas, seguramente la señora Lee las había puesto ahí para que guarden todo.

《 - ¿Te acuerdas de mi primera vez en tu habitación?》 Sunghoon comentó mientras empezaba a guardar algunas ropas que Heeseung aun no llevaba a su apartamento.

《 - Como olvidarlo, si me dijiste que ibas a ayudarme con historia y terminamos en la cama viendo una película de Marvel, planeando nuestra primera cita.》

《 - De alguna forma extrañaré este lugar, ¿sabés? Tiene tantos recuerdos.》 Sonrió nostálgico el mayor.

Sunghoon lo abrazó por la espalda. 《 - ¿Quieres dejarles un último recuerdo a tus padres?》

El mayor aceptó y se pusieron manos a la obra.

・ ・ ・

Ya era de noche y la señora Lee volvía de su viaje de trabajo. Al entrar a su casa y dirigirse a su cuarto vio, en la mesa del comedor, un pequeño sobre, que abrió sabiendo que era de parte de Heeseung.

"Hola, mamá. Va, ni sé si quieres que te siga llamando así, aunque ya me dejaste en claro que no.

Como tu pedido, esto es lo último que sabrás de mi, no pienso anteponer mi felicidad por tu estúpida ideología. Porque Sunghoon hace mis días mucho más brillantes desde que estoy con él y no pienso dejarlo ir.

Realmente me parece un desperdicio total, al fin y al cabo era una gran madre, siempre voy a estar agradecido de todo lo bueno que me enseñaste y recordaré los lindos momentos que pasamos en familia.

Si algún día logras entender que el amor es libre, que no tengo ninguna enfermedad y que somos simples personas que quieren vivir, me encontrarás.

Hasta que ese momento pase, te deseo a ti y a papá una buena, feliz y saludable vida.

Saludos de parte de un muy feliz Heeseung, quien ahora no tiene miedo de esconderse."

La señora guardó la carta y la foto en la caja junto los juguetes con los que jugaba Heeseung de pequeño para, de alguna forma, recordar al hijo que había perdido.

Fue al cuarto del menor y al entrar se encontró con un pequeño mural pintado. En la pared se podía apreciar frases sobre la libertad, sobre el amor y algunas fotos de su hijo con el novio.

La mujer las vio una por una, se notaba que Heeseung era feliz, pero no entendía como es que ella no podía aceptar esa realidad. Salió del cuarto y, luego de un largo, agotador y emocional día, se fue a dormir.



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