Se encontraba en su casa, mirando el brillante cielo azul, los animales se movieron por el jardín, todo estaba en perfecta calma, no podía decir lo mismo del resto del mundo.
Puso su café en la mesa y suspiró, es la centésima vez que venían con esta petición e igual que las otras veces simplemente diría que no. Todos ellos parecían enfadados con él, como si les debiera algo, no lo hacía, si esto fuera al revés le harían lo mismo.
—¿En serio no piensas ayudar? —Kimiko estaba enfurecida en este momento, se alegraba de tener una barrera que los separaba, el dolor nunca le gustó, es por eso que dejó que los expertos en artes marciales se machacaran unos a otros.
—¿Por qué lo haría? Hasta donde recuerdo, me dijiste que no solo soy patético, sino que cualquier cosa que hiciera terminaría mal, que más, ah sí, expusiste que si era una observación mía debería ser descartada — admitirá que fue doloroso escucharlo, había deseado cambiar, pero ambas partes les parecía un desperdicio centrarse en él, en un universo maravilloso con magia de que servía alguien que usaba máquinas.
—Estás siendo infantil, el mundo está en caos y tú prefieres estar aquí sin hacer nada, aunque puedes y tu sentido de... —La interrumpió.
—No tengo, además nunca he tenido la obligación, no soy un monje como tú, ni me comprometí a salvar el mundo, ¿qué hay de ti? Se supone que eres lista y mucho mejor que yo, solo me ayudaré a mí mismo porque nadie más lo hará, vete.
Regresé a mi lugar y active la insonorización, me molestaba que quisieran arrastrarme, cuando no podían resolverlo, ven a la persona que insultaste y pateaste para que te ayude, ha funcionado otras veces porque no lo haría ahora.
No era un ingenuo estúpido, ya no, cuando les dijo que Omi no estaba bien que se veía nervioso y frustrado, no escucharon, sabía cómo era la manipulación mucho mejor que nadie.
En su investigación encontró la historia sobre esto, Chase el honorable Xiaolin que se apegó a las reglas y se esforzó, fue relegado por el alumno que no deseaba seguir las enseñanzas ese que parecía tener la cabeza entre las nubes, Dashi.
¿Te suena? Lo mismo que paso con Raymundo. Es como una repetición del pasado bastante absurda, intentó advertirles a los otros, su voz fue suprimida y ahora están aquí, su mundo parecía haber sido tragado por una criatura primordial, la cual solo dejo atrás una pesadilla sin sentido.
Admitirá que su forma de ejecutar las cosas es diferente, le gusta el cielo azul y la naturaleza, no entiende el punto de destruirlo todo, aun en ese futuro en donde conquisto el mundo, guardo los hermosos lugares, por eso puso su plan en función, mintió, pero nadie más que él tiene que saber eso.
En unos cuantos días un Wu que ninguno conoce se activará, cuenta con que los monjes lo recuperen primero, la función de este les permitirá anular los poderes de esa profecía de Omi, lo siente por él, pero, aunque Chase cante que solo importan ellos dos, no es así, se deben realizar sacrificios. Nadie sabrá las consecuencias hasta después y entonces su creación se hará polvo, siendo irreversible, es ese tipo de sujeto horrible. ¿Quién lo diría no? Descubrió que con su energía de metal y su buen cerebro podría fabricar Wus, es su secreto.
Las cosas suceden como planeó, el caos del mundo retrocede, ya no es únicamente en su casa que el cielo es hermoso, sino que el resto de la tierra regresa su estado natural, se toma su tiempo para efectuar un paseo fuera de la seguridad.
Se sienta y mira el mar, es una de las cosas que más le gusta, le trae buenos recuerdos. El sonido agradable que emite el choque de las olas le da calma.
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De dos en Dos
Fanfiction-¿En serio no piensas ayudar? -Kimiko estaba enfurecida en este momento, se alegraba de tener una barrera que los separaba, el dolor nunca le gustó, es por eso que dejó que los expertos en artes marciales se machacaran unos a otros. -¿Por qué lo har...