Perdidos en Navidad

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Aún recordaba la noche que se conocieron. Sobrevivieron por poco, pero fue una navidad muy especial.

Ella era una Coordinadora nueva en Konoha recién llegada al aeropuerto y él, un muy buen amigo que suplió a Kiba como chofer para que pudiera ir a una cena navideña hace 4 años ese mismo día.

En cuanto ella se subió al auto, con sus exageradas ropas invernales, le pareció hermosa, pero por decencia y profesionalismo con un trabajo ajeno, no la vio más de lo debido.

Ah! Eso y que no paraba de quejarse del frío.

- La calefacción ya está al máximo, señorita. - Respondió monótono por milésima vez.

- ¿Está dañada?

- No, está funcionando.

- ¿Y por qué hace tanto frío?

- Porque afuera está helado

Temari hizo un puchero que le pareció adorable tras el espejo. Kiba le había dicho que sería una ejecutiva de una gran empresa misteriosa (no le dijo cual), pero al menos en ese momento, se veía muy humana con frío y pucheros. Siguió conduciendo tranquilo por la solitaria avenida, el aeropuerto estaba completamente alejado de la civilización y aún quedaba bastante para encontrar las primeras casas.

- De dónde vengo no hay nieve...

- Es un desierto, ¿no? El clima extremo no debería ser sorpresa.

- Aun así. Puede que para usted esto no sea nada, pero ya me duelen los huesos. Solo quiero llegar a mi hotel, tomar un baño caliente y descansar para mí reunión de mañana.

- Hablando de eso, mañana la recogerá mi compañero, yo solo...

En ese momento, una imagen apareció en la oscuridad ante los reflectores del auto. Con habilidad Shikamaru logró esquivar al ciervo. En sus oídos percibía el grito de la dama y el frenazo del auto sobre el hielo, e intentando controlar el carro lo enderezó pero este se deslizó fuera de la carretera.

Los segundos pasaron y un ruido sordo zumbó en sus oídos. Poco a poco retomaba la conciencia pero se levantó rápidamente al sentir que le faltaba el aire; su rostro que había estado escondido en el airbag al parecer estaba intacto.

- ¡se-señorita! - fue lo primero que pensó Shikamaru - ¡Maldita sea!

Con la adrenalina recorriendo su cuerpo, desinfló la bolsa de aire y soltó su cinturón para girar hacia la parte trasera del auto; se veía oscuro y estaba silencioso.

Sin esperar más, salió del carro y abrió la puerta trasera.

- Ay... duele - escuchó gemir en el interior.

- ¿Está bien? – Pregunto alegre de que al menos estuviera viva.

- ¡Claro que no! ¿Qué rayos pasó? – Viva y molesta.

Shikamaru entró y la vio incorporándose en medio del dolor. Su cabello rubio estaba revuelto pero aparentemente toda su ropa invernal había amortiguado los golpes. Tomándola de la mano le ayudó a sentarse y a acomodarla para revisar si tenía heridas.

- ¿No tenía puesto el cinturón? - preguntó repasando sus brazos, el cuello y las piernas

- ¿En la parte de atrás? Nunca lo uso. – dijo como si la pregunta fuera tonta.

- Bueno, ya sabe para qué lo inventaron – Respondió sarcástico.

- No me reproche, más bien dígame cómo fue que nos accidentamos

El Regalo Perfecto -.  ShikaTemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora