(5) 😵Ataque😵

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Judith

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Judith

Bajé la persiana de un golpe, y me di la vuelta para esperar a que mi madre llegara.

- ¿He escuchado la voz de un chico? - me preguntó alzando una ceja -.

- No, mamá. Em, era un vídeo. - le dije -.

- Em, ok. Prepárate, porque en 15 minutos hemos quedado con los vecinos, porque nos quieren pedir disculpas y etc por lo que te sucedió – me dijo con una sonrisa mientras se iba -.

Suspiré, y me puse un vestido que me llega por el suelo, y con unas tijeras, lo corté hasta las rodillas. Bajé al salón, y mi madre abrió los ojos cómo platos.

- ¿¡Qué te has hecho?! ¡Quítate de inmediato eso! - me dijo paranoica -.

- No pasa nada mamá, no se me ve nada. Y vamos que se nos hace tarde – dije abriendo la puerta -

Llamamos al timbre de los Mayer, y nos abrió la madre con una sonrisa enorme. Nos accedió el paso, y vi a la chica sentada en la mesa con un semblante serio, y al padre también. Nos sentamos mi madre y yo, juntas, y nos pusimos a comer junto a los Mayer que tenían algo diferente. Pero no estaba Zeus. ¿Dónde estabas?

Se escucharon pasos, y Zeus con 6 cuadrados en el abdomen bien marcados, sin camiseta, con el pelo mojado recién duchado, y con una bata que sólo le cubría de cintura abajo, llegó al salón.

Fuertemente, empecé a toser nerviosa atragantrándome con la comida, y Zeus me dedicó una sonrisa pícara, sabiendo del porqué me había puesto así.

- Lo siento mucho, chicas. No sabía que estabais aquí. Ya mismo vuelvo – se disculpó yéndose -.

Me levanté de la mesa, y fui por el mismo camino por el que iba Zeus hasta llegar a su habitación. Se quitó la bata que llevaba puesta de la cintura hacia abajo, y di un saltito nerviosa. Él no sabía que yo estaba aquí hasta que se dio cuenta de mi presencia. Joder, era una tonta. Estaba en shock, no apartaba la mirada, eso mediría por lo menos 20 centímetros, y yo soy muy muy religiosa y nunca en mi vida había visto un miembro.

Empezó a reírse mientras buscaba ropa en su armario.

- ¿Por qué me has seguido hasta aquí? - me preguntó con una sonrisa -.

Estaba bocabierta y no me salían las palabras.

- Por- por- porque sé que mientes – le dije tartamudeando nerviosa -.

Frunció el ceño, y me miró.

- Sé lo que estás pensando. Piensas en si esto – me señaló su miembro – le puede llegar a entrar a alguien. No, soy virgen, así que no me lo preguntes.

Tragué grueso, y me di la vuelta preparada para irme, pero lo noté envolviéndome en sus brazos, y su miembro desnudo danzando por mi vestido. Me separé, y corriendo, volví a la mesa con todos los demás.

- Lo siento, estaba en el baño – me disculpé -.

- No pasa nada, hermosa. ¿Qué tal con tus estudios? - me preguntó la madre mientras Zeus se sentaba en la mesa ya vestido -.

- Es que ahora con todo este tema de los vampiros... voy a peor. - dije cabizbaja – Sidney... me arrebataron lo que más necesitaba... Me la mataron.

Empecé a soltar lágrimas desconsoladamente.

- Ese gran hijo de puta me arrebató lo que más quería... - noté un pinchazo en mi pecho, e insconscientemente ya estaba de pié. - Disculpen.

Salí rápido al baño, y noté pasos rápidos y apresurados detrás de mí. Llegué al baño, y caí de rodillas al suelo mientras ponía una mano en mi pecho. Me estaba dando un ataque de ansiedad de los fuertes más un ataque de asma, no por favor.

Empecé a quedarme sin aire emitiendo sonidos raros, mientras a Zeus se le veía muy preocupado.

- ¡Dime algo, joder! - espetó -.

Me agarró de las dos manos posicionadas delante suya, y empezó a mirarme.

- Apa- apa-. - decía quedándome sin aire -.

- ¡Que venga alguien, joder! - espetó por milésima vez Zeus -.

Se escucharon pasos rápidos en dirección al baño, y la hermana de Zeus, y sus padres me miraban extrañados. Mi madre salió corriendo en busca de mi aparato para el asma, y al llegar me lo puso rápidamente en la boca.

Estaba apoyada en el pecho de Zeus, mientras su familia me miraba con una mirada penetrante.

- ¿Asma? - inquirió Zeus -.

Mi madre asintió con la cabeza aunque me hubiese preguntado a mí, pero estaba bastante débil cómo para poder hacer siquiera un gesto con la cabeza de afirmación.

- ¡Hijo de puta! ¡Ella no merecía morir! - dije dándome la vuelta apoyando mi cara en el pecho de Zeus mientras lágrimas mojaban su camisa - ¡Ese maldito me las va a pagar!

- Tranquilízate, Judith. - me dijo mi madre con cara de vergüenza – Disculpen, nos vamos ya. Lo sentimos por todo, y gracias por vuestra disculpa, no queríamos molestar.

Salimos por la puerta y mi madre me dio tremenda bofetada que empecé a sobarme la mejilla alucinada.

- ¡Verguenza me has dado, vergüenza! - soltó mi madre enfadada mientras entrábamos a casa -.

Auch, eso había dolido cómo si una flecha traspasase tu corazón. 

Zeus [Trilogía Amor Sangriento #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora