Ashland, es un pueblo muy temeroso por culpa de los vampiros. Zeus, llega nuevo al pueblo acompañado de su familia, para mudarse delante de la casa de Judith, una hermosa chica.
Judith ha crecido en ese pueblo durante sus 17 años, y tiene problemas...
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Judith
AVISO: contiene 🔞 por parte de la madre de Judith y su amante. Responsabilidad para leerlo, se recomienda discreción.
Pasaron los días, y me encontraba tumbada en mi cama recitando mi poema mañanero. Llamaron al timbre, y bufé por la interrupción de mi poema. Al llegar a la puerta mire por la mirilla, y vi a Zeus sentado en uno de los escalones de delante de mi casa esperando. Fruncí el ceño y abrí la puerta (menos mal ya no tenía el cerrojo echado).
Me senté en el mismo escalón que él, y nos quedamos callados por unos segundos.
- Te quiero mostrar algo, Judith - me propuso -.
- Si mi madre me dejase... - me apené -.
- Chist - me calló - No se va a dar cuenta. Van a ser minutos. Eres tú la única que va a saber sobre esto.
Me cogió la mano sin esperar una respuesta por mi parte y empezamos a andar. Bueno, supongo que tampoco pasaría nada, ¿no? Me siento segura a su lado, cómo si nadie me fuese ha hacer algo.
Llegamos a un paisaje súper bonito y me tapé la boca de la sorpresa. 17 años viviendo aquí y ni sabía que esto existía.
- Yo nací en Ashland, hace 18 años, y me crié aquí. Luego a los 15 me mudé y ahora a los 18 he vuelto. Llevaba 15 años yendo siempre a este sitio. No había ni un día que no fuese a este hermoso lugar, y estoy agradecido que después de tantos años siga igual - me dijo sonriéndole al paisaje.
Salí corriendo hacia un árbol y me persiguió entre risas hasta cogerme de la cintura y los dos caímos al suelo riéndonos. Empezó ha hacerme cosquillas en la barriga y en todo el cuerpo y no paraba de reírme. Hice un movimiento muy brusco, que su mano sin querer pasó de hacerme cosquillas en la barriga a ponerse en mi parte femenina.
- Lo siento - se disculpó y quitó la mano -.
- No, no pasa nada. - le dije - Ha sido mi culpa moverme tan bruscamente.
Me cogió de la mano y empezamos a correr por el pueblo, sin cero vergüenza porque no había nadie nadie absolutamente nadie en la calle. Llegamos a su casa y entramos. Vi a su madre regañando a su hija en voz muy alta. Nada más darse cuenta de mi presencia se callaron.
- ¿¡Qué cojones pasa para que estéis gritando de esa manera?! - espetó Zeus -.
- ¿¡Y tú por qué mierda tienes que traer a la espiritual esta?! - gritó enfadada Amelia (la hermana de Zeus) -.
- ¡No la llames así joder! - le amenazó Zeus con el dedo -.
Sin decir nada salí por la puerta y Zeus salió detrás mía.
- Lo siento mucho, Judith. No te sientas incómoda con mi familia, es que mi madre y Amelia se pelean muy a menudo - le dije sobándo-le la espalda -.
Entramos esta vez en mi casa por la ventana, y él se tumbó en mi cama con una postura intimidante, y me puse nerviosa al tener un hombre en mi habitación.