Hilo rojo || Akaza x Rengoku

Encuentro

En aquella pequeña y muy oscura habitación se encontraban dos seres teniendo una pequeña conversación.
Akaza, la tercera luna superior demoníaca estaba de rodillas escuchando atentamente todo lo dicho por su superior enfrente suyo.

Ve y haz bien tu trabajo, Akaza.
O sino pagarás las consecuencias apenas toques un pie aquí.
Habló Muzan con total seriedad haciendo palidecer a la Luna.

No te preocupes, lo haré.
Ahora si me permites me retiro.
Dijo sin mirarle para sí irse inmediatamente del lugar no antes sin darle una reverencia.

Ya fuera de la habitación suspiró con molestia, realmente le molestaba ya no tener nada interesante qué hacer hoy día.
Se dirigió al pasillo y salió de la gran casa en camino al lugar donde se suponía los cazadores anden.
Unos minutos después paró, el ruido de algo entre los árboles le hizo estar alerta así que empezó a olfatear.
Agh.. ese olor tan repugnante, escoria.

El peli rosa dió un fuerte golpe con una de sus manos hacia un árbol haciendo que este se parta en dos cayendo al suelo.
De este se desprendió un chico de cabellos plateados.

¿Qué mierda haces aquí, basura?
Habló con total desagrado refiriéndose al chico frente suyo.

Aww hombre, qué brusco eres conmigo.
Espetó Douma fingiendo dolor en sus palabras mientras se sobaba la cabeza.

Me desagradas, no me interesa lo que te pase así que lárgate.
Sin más siguió su camino dejando al chico de ojos de colores atrás.

¡Pero Akaza, estoy aburrido!, ¿Antes de irme qué tal si nos divertimos un moment-
No pudo terminar oración alguna puesto el puño de chico de ojos dorados estaba a un lado de su cabeza totalmente tenso.

Podrás ser más fuerte que yo, podrás joder pero ya te he dicho miles de veces no me jodas con ese tipo de temas, jamás podría hacerlo con un alfa y menos contigo.
A parte no siento eso tan vulgar que hacen los humanos, esa tal fornicación, no soy tan animal.
Así que si no quieres que dos Lunas peleen a muerte haciendo que venga Muzan, piérdete.
La ira en cada una de sus palabras se podía palpar a flor de piel.
Douma sólo sonrió y se marchó del lugar dejando al peli rosa solo.

Por fin, ya no huele asqueroso.
Dicho así siguió su camino por el bosque pero a unos metros de poder llegar a donde se supone están los cazadores, sintió una fuerte descarga eléctrica atravesar su cuerpo. Paró y olfateo un momento, aquél olor era tan exquisito para sus fosas nasales que no paraba de aspirar ello.
Mierda.. Qué jodidamente delicioso.
Jadeó por la sensación mientras se re lamía los labios.
Todo estaba tranquilo hasta que una voz le sacó de su trance.

Felicitaciones joven Kamado, ya es hora de irnos.
Un joven rubio habló a unos cuántos metros de Akaza.
"Esa voz.. Me llama. Debo ir antes que se vaya." Decía el Alfa de Akaza sacándole totalmente de sorpresa. Sin darse cuenta su cuerpo se movió por sí sólo y brincó hacia los árboles yendo uno tras otro dirigiéndose a total rapidez hacia aquella melodiosa voz.

No obstante a unos cuántos pasos de este Kyojuro quien se encontraba acariciando la cabeza de Tanjiro por tan buen trabajo escuchó una explosión casi a su lado.
Todos voltearon a aquella zona llena de polvo topando se con la figura de alguien en ella.
Ya cuando por fin el polvo se disipó pudo ver claramente. Todos y cada uno tragaron en seco al ver como se asomaba la tercera luna demoníaca.

¡KAMADO, CORR-
Intentó advertir pero Akaza se había abalanzado con fuerza hacia él haciendo que caiga al suelo.

¡RENGOKU!
Gritó Tanjiro mientras tomaba su espada.