Capítulo 17

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¡Maratón 2/3!

Sander 

Habían pasado dos meses desde la gran nevada, dos meses desde que Haley y yo habíamos empezado a acercarnos más y dos meses menos para que el tiempo de reclamar la herencia finalizara.

Me froté los ojos exasperado, tenía que conseguir casarme con Haley engendrar un hijo. Levante la cabeza cuando Haley entro mirando el iPad mientras camina en mi dirección.

— La reunión de esta tarde ha sido suspendida, el señor Jones tiene un virus estomacal y no puede despegarse del retrete— esto ultimo lo dijo intentando contener la risa, cosa que yo también hice pero la miré seriamente intimidando un poco— Perdón... El traje que mandó lavar a la tintorería ya ha llegado; tiene que formar cinco contratos que ya le he mandado por correo

Se colocó el pelo hacía atrás leyendo por encima todas las notas que tenía, se me hacía demasiado tierna cuando fruncía el ceño y los labios cuando algo no le cuadraba. 

— Tu hermana llamo para ver si podías comer con ella el viernes y por ultimo el viaje del fin de semana ya esta organizado, el piloto avisado y él su suit de siempre reservada.

— ¿Algo más?— pregunté indiferente

— De momento no, seguramente dentro de una hora tenga quince cosas más que decirte

Apago el Ipad  para mirarme con una pequeña sonrisa, hice un gesto con la mano indicándole que se acercara; una vez estuvo delante agarre la tableta de sus manos y la dejé encima del escritorio para después tirar de su mano haciendo que se sentará encima de mis piernas.

— Sander esto no es correcto

— Shh, las puertas están cerradas y los cristales cubiertos, no tienes nada de lo que preocuparte— comente enterrando la cara en su cuello dejando que el olor que desprendía se metiera por mis fosas nasales hasta incrustarse en mi cerebro.

Lavanda y menta, ese era el olor de Haley. No sabía si era su gel de baño, su champú o su colonia; pero era un olor al que me había acostumbrado, un olor que me hacía sonreír como estúpido, un olor que se había convertido en mi favorito. 

Se removió por las cosquillas que le hice en el cuello con la punta de la nariz sacándole una pequeña risilla.

— Deja de moverte

— ¿Por qué?— preguntó inocente, era mi momento de hacerla sonrojar

— Por que como sigas moviéndote no vas a necesitar escoba para disfrazarte de bruja este Halloween 

Me miró con el ceño fruncido intentando comprender que quería decir, pero termino dándose cuenta y sus ojos se abrieron de manera desmesurada al igual que su cuello y cara se pusieron del color de un semáforo.

— ¡Sander!— Chilló golpeándome el hombro haciéndome empezar a reír a carcajada— ¡Eres un cerdo!

— ¿Yo?, pero sí soy un ángel de dios.

— Si, y yo soy la virgen María

Rodé los ojos ganándome otro golpe en el pecho, esta chica tenía las manos muy sueltas pero no en el sentido que a mí me interesaba. 

Sujeté sus muñecas pegándola más a mi cara quedando a unos pocos milímetros de distancia el uno del otro, me lame los labios sin dejar de mirar los suyos; los tenía pintados de un color rosa muy bonito, lastima que terminaría embarrado por toda su cara y la mía. 

 —Sander...— Susurró sin dejar de mirarme 

Quería que se callará por lo que agarre su cara y la atraje en mí para pegar su boca a la mía sin darle tregua. En estos dos meses no nos habíamos besado, bueno algún pico que otro, pero no habíamos llegado a tanto.

Mordí su labio inferior robándole un gemido que había conseguido empalmarme, joder no podía pasarme esto ahora, tendríamos que salir de la oficina y la tiendo de campaña que se había formado en mis pantalones sería algo muy llamativo para el resto de las personas.

Colocó los brazos rodeando mi cuello a la vez que acariciaba mi nuca tirando ligeramente del final del pelo.

— Cómo sigas haciendo vas a acabar encima del escritorio y no precisamente para hacer cosas buenas— Gruñidles en su oreja antes de morderle el lóbulo haciéndola gemir y reír a la vez. 

La moví para que se sentará a horcajadas con cada pierna a un lado de mi cadera, juntando su entrepierna y la mía. El ambiente cada vez se volvía más denso y la temperatura no para de aumentar, en un movimiento por parte de Haley intentando colocarse su rodilla resbaló en la silla haciendo que cayera literalmente sobre mi entrepierna sacándome un gemido ronco y mis ojos se pusieran en blanco al igual que los de ella.

Sé no estaba empezando a ir de las manos, teníamos que parar pero no quería hacerlo.

— Sander tenemos que parar— murmuro contra mi cuello mientras se frotaba sobre mí.

— No quiero joder— dije como pude— estoy demasiado caliente Haley

Me contesto con otro gemido que me llevo a levantarla y colocarla encima de la mesa para ponerme yo sobre ella. Pero no llegamos a más cuando los gritos de mi madre se empezaron a escuchar en la puerta d ella oficina.

— No puede ser— murmuré

— ¡Sander Hendry Crawford abre la puerta ahora mismo!

Haley me empujo quitándome de encima suyo para empezar a colocarse el pelo y la ropa;  su cara y cuello eran literalmente rojos tenía hasta la frente roja además de la respiración agitada.

Me coloqué el traje para sentarme en la silla como si hubiera estado viendo documentos, en cambio Haley agarro el iPad y empezó a hacer como que miraba algo cuando di paso a mi madre.

— ¡¿Quien te crees que soy para que no me permitas entrar?!

— Madre bájale dos rayas 

— A mí no me hables así mocoso malcriado— cambio su mirada hacía mi secretaria quien siquiera la miraba, pero estaba nerviosa, no había que ser un genio para darse cuenta de ello— ¿Qué hace esta estúpida aquí?

— Trabaja para mi— Me encontré con la mirada de la mencionada, era algo triste seguramente la mierda que mi madre decía le afectaba 

— Me da igual, dile que se large

— No se va a largar madre

— ¿Y se puede saber por qué?— preguntó cruzándoselos de brazos mirándome desafiantes y a Haley con asco 

— Por que no solo es mi secretaria— Coloque las manos entrelazadas encima de la mesa— También es mi novia 

La seducción de la soberbia (#1SPC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora