Prólogo: PROGRESO.

33 3 0
                                    

Extractos de la bitácora del historiador y periodista independiente Agustín Vargas.

El PROGrama de REinserción SOcial es una iniciativa de reclutamiento voluntario que buscaba disminuir el porcentaje de reincidencias al crimen, a cambio de que el sentenciado cumpla su condena encuadrado en las filas del ejército. De este modo se contribuía significativamente a reducir los números en cuanto a población carcelaria y una buena parte de quienes cumplían su condena en servicio se lograban reincorporar a la sociedad con relativo éxito.

Básicamente, se le concede la opción al sentenciado de cumplir su pena por un periodo de servicio de tres años en el ejército de la Confederación de Estados Latinoamericanos (CEL). Una vez cumplida, queda en libertad y su expediente delictivo reiniciado.

Por varios años, la CEL se encargó de maximizar la difusión de los logros y avances que había traído la aplicación de dicho programa, a través de los medios tradicionales y emergentes. La adhesión de ciertos personajes pioneros en el uso de las veteranas pero aún en uso redes sociales, a través de la Red Global (cuyo pago por suministro y mantenimiento es uno de los principales pilares económicos de la República de California). Dichas personalidades se encargaron de fungir como asesores y portavoces del gobierno, para la justificación de sus actividades.

Mas como cualquier programa social, su funcionamiento es correcto sobre el papel, y lo loable empieza y termina en su marco teórico. Con el pasar de unos cuantos años, las deficiencias del programa y del gobierno para administrarlo se hicieron evidentes: los criminales muchas veces salieron beneficiados al pedir que sus condenas se cumplieran en el servicio, ya que el "voluntariado" no contemplaba la gravedad del delito. Si el acusado pedía enrolarse, se debía respetar esa decisión, por muy grave que haya sido el crimen. Pronto las filas de las fuerzas armadas de la CEL se vieron infestadas de sociópatas, asesinos, depredadores sexuales y cuantos más crímenes se puedan nombrar. Por otra parte, muchos crímenes menores eran juzgados con la misma dureza.

Los escándalos sobre agresiones sexuales, saqueos, asesinatos no se hicieron esperar, y día con día nutrían los encabezados de las noticias de la prensa que no era afín al gobierno, que aunque su existencia estaba garantizada, no estaba exenta de "incidentes", "accidentes" y "percances" que interrumpieran la correcta difusión de la información o perjudicaran la seguridad de quienes investigaran o publicaran para ella. Cierto era que el gobierno de la CEL tenía un origen altamente populista, y tan sólo el uso de la muletilla "el bienestar del pueblo" hacía que sus altos índices de aprobación apenas mermaran, para luego recuperarse tras alguna acción que involucrara dádivas a los pobres entre un mar de publicidad y eternos discursos que siempre hacían alegoría a los errores de los gobiernos del pasado. Pocas veces elogiaban los logros de la administración, pues eran éstos aún más parcos.

Al estallar el conflicto con la Coalición Europea, y para poder solventar los esfuerzos de guerra, la Confederación requirió de más efectivos para repeler a las fuerzas de la campaña de Reconquista que habían comenzado las fuerzas armadas de la CE. Fue ahí donde los errores y excesos de las prácticas cometidas por los conscriptos del PROGRESO dejaron de ser siquiera disimuladas, y al mismo tiempo, la dureza del conflicto exigía cada vez más efectivos disponbles para el combate.

Las leyes se volvieron ridículamente sensibles y drásticas, pues sin importar el móvil del delito, las sentencias alternativas eran demasiado altas como para rechazar el ofrecimiento de cumplir la sentencia en servicio. Para no ser demasiado engorrosos con este tema, cualquiera de las opciones era una garantía de muerte.

El gobierno de la Confederación trabajó poco para conseguir suficientes refuerzos, pues únicamente se limitaban a juzgar a cualquiera que hubiera cometido el más mínimo error, y tras unos pocos minutos, se le encuadraba como efectivo del ejército, asignado a la División "E" de Fuerzas de Reconocimiento, coloquialmente conocidos como Escorias.

Con menor preparación, equipo y armas, se les asignaban las tareas más difíciles y peligrosas, que para los voluntarios se habrían juzgado como inhumanas o barbáricas. Fue así como la  DIvisión "E" se hizo famosa por haber estado en casi cualquier parte donde el conflicto se hizo presente. Sus tareas abarcan desde la búsqueda y desarmado de minas (haciendo pasar efectivos sobre supuestos campos minados), exploración, entrega de suministros y mensajería en los frentes... en fin, cualquier tarea que involucre un enorme riesgo para el que las ejecutara, o bien, una muerte segura. También se les  considera para misiones encubiertas, para tareas tan desagradables como ejecuciones extrajudiciales, misiones de asesinato o sabotaje, que no representen ningún problema para la CEL negar su participación si estas salían mal o si sus participantes eran descubiertos.

Debido a la dureza de las leyes dentro de las naciones conformantes y afines a la CEL, el crimen experimentó un repentino descenso que a ojos de la comunidad internacional hacía ver el PROGRESO como un ejemplo a seguir, y se replicó en varias de las naciones independientes.

Era frecuente también que se les utilizase como cobayas en los experimentos de armamento, por lo que a algunos pelotones se les dotaba de armamento, indumentaria y equipo experimental; que no siempre resultaban efectivos y derivaban en las muertes de sus usuarios. Es especialmente recordado el incidente que se tuvo al suministrar dos mil quinientas ametralladoras FX-32 Ameli a elementos de la División E y de otras unidades donde hubiera Escorias en servicio, donde la tasa de fallo en dicha arma era superior al 80%. Ese desastre culminó con la muerte de 6756 elementos, voluntarios y encuadrados por PROGRESO.

La dirección de la CEL condenó a los responsables a servicio dentro del Batallón E. Han muerto todos ya.

Este hecho fue una tajante demostración de que el Programa habría de ser utilizado también como un medio "legal" para deshacerse de enemigos políticos y económicos. Mientras aquellos que viven en medio de la guerra vivían con la eterna incertidumbre (la tasa de supervivencia era del 18%), los civiles vivían una cacería de brujas propiciada por el mismo gobierno, bajo el nombre de Pacificación y Diálogo, en aras de eliminar la oposición política.

Es de este modo que un programa social es usado como recurso de represión implícita que, aunque no hace discriminación entre estratos sociales y logra mantener cierto orden entre una población con una afición histórica por la clandestinidad y la acción ilegal, logra una paz mantenida por un negro velo de terror; muy similar a la Paz Porfiriana (que ya se creía remota, aunque nunca desaparecieron sus métodos). Al mismo tiempo, es un secreto voces el hecho de que entre las filas de las Escorias figuran los nombres de ciertos opositores políticos, líderes sociales, periodistas y en general, a cualquier persona que resulte incómoda o peligrosa para la correcta operación del aparato político de la CEL.

Era, en pocas palabras, un método muy discreto y muy legal de brindarle la muerte a alguien. Para permanecer consecuente dentro de la opinión pública, se encargaban estos pioneros y personajes de los medios de comunicación antes ya mencionados mantener los niveles de credibilidad de las acciones del gobierno mediante constante bombardeo audiovisual e impreso que consistía en vanagloriar el pronto y expedito sistema de justicia y en sepultar (si era necesario) la reputación de aquellos que presentaban como "perpetradores".

Basado en esta breve premisa, me siento con la obligación de recopilar la mayor cantidad de los aspectos técnicos, históricos y anecdóticos que ayuden al lector a comprender mejor la naturaleza, alcances y consecuencias de este actual conflicto.

Es una esperanza muy personal que el efecto que logre ejercer esta obra sobre quien me haga el honor de estudiarla (por mínimo que sea) logre crear una semilla de conciencia que algún día traiga la justicia a quienes la necesiten, y que los horribles conflictos que se describirán sean sólo un amargo trago del pasado, pero semilla de un mejor futuro.

Cuentos de una Guerra FloridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora