Los susurros de un cuervo

Capítulo 4

"Ven, Cygnus, me alegro de que puedas unirte a mí", declaró Abraxus, haciéndole un gesto para que tomara asiento.

Cygnus asintió y lo hizo como lo había hecho en las numerosas ocasiones en que lo habían invitado a Malfoy Manor.

Como miembro de una casa prominente, se le concedió el lujo de cenar en la sala de estar reservada solo para los invitados más valiosos. Era más pequeña que las otras y menos formal, la mesa solo era grande para sentarse a media docena de personas, pero era íntima y de alguna manera más lujosa.

"Como siempre, su hospitalidad es muy bienvenida", ofreció, "pero no esperaba ser invitado tan pronto".

Abraxus le ofreció una sonrisa fácil.

"Somos amigos, ¿no? ¿Por qué deberíamos hacer una ceremonia y esperar? Si pensara que estaba ofendiendo, lo habría hecho", le aseguró el señor rubio.

Cygnus lo despidió con un gesto de desdén.

"No lo pienses más, siempre es un placer cenar contigo".

Abraxus asintió con apreciación mientras les indicaba que les trajeran la comida.

"¿Cómo van los preparativos de la boda de Bellatrix y Rudolphus?" preguntó cortésmente.

Cygnus negó con la cabeza en respuesta.

"No lo sabría. Druella está manejando eso y gracias a Merlín. No tengo paciencia para asuntos tan tediosos".

Abraxus se rió entre dientes y tomó un sorbo de su vino.

"No, estoy bastante de acuerdo. Las bodas han cambiado desde que Ilse y yo nos casamos", se lamentó. "Solía ​​ser que sólo se esperaba que llegáramos para la ceremonia. Ahora todo son vestidos, muestras de comida y otras tareas aburridas".

Cygnus asintió.

"Si tan solo fuera así de simple," suspiró con nostalgia.

"Aún así, ella tiene una buena pareja y puedes consolarte con eso. ¿Supongo que tu padre hizo los arreglos?"

Cygnus resopló burlonamente.

"Mi padre no tuvo nada que ver con eso", negó. "Corvus se me acercó y le di mi bendición al sindicato. Ni siquiera pidió una dote".

Abraxus tarareó pensativo mientras hacía girar el contenido de su vaso.

"Hubiera pensado que Arcturus insistiría en aprobar el partido", reflexionó en voz alta.

Cygnus se encogió de hombros.

"No, eso me lo ha dejado a mí", explicó. "Él cree que las chicas deberían tener voz y voto sobre con quién casarse. Solo puedo adivinar que es por eso que él no se ha opuesto. Bellatrix no ha expresado su desaprobación, por lo que ha optado por permitir que siga adelante".

"¿Podría objetar si quisiera? ¿Podría evitarlo?"

Cygnus frunció el ceño por un momento antes de asentir.

"Si estuviera dispuesto a hacerlo, podría armar un escándalo, pero eso dependería de por qué no estuvo de acuerdo en primer lugar. Si sentía que Bella no quería casarse con el chico, armaría un infierno para asegurarse de no sucedió ".

"Sí, tu padre es bastante poderoso".

Cygnus asintió y lo miró especulativamente.

"Te estás interesando mucho en esto, Abraxus", señaló, "ahora, ¿por qué no llegamos a la verdadera razón por la que me pediste que viniera tan pronto después de la última cena?"