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Parte 14. Mascota.
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Un, dos, tres, el cuatro era vuelta, un, dos, tres, las manos ligeras, un dos tres, los cascabeles sonaban.

El trabajo últimamente aumentaba, la guerra se acercaba y el reino estaba en alboroto exigiendo avances, respuestas; y aún así, su único trabajo como bufón era aprender el baile real de memoria para no fallar ni siquiera un paso.

Usualmente se celebrarán festividades y bailes para mantener a la gente contenta, esta vez seria algo importante pues sería el baile que marcaría el inicio de la guerra y representaba la última fiesta antes de caer en un abismo de desesperación.

El rey Demonio tenía la obligación de bailar con mucha gente importante, muchos aliados de renombre e incluso, pese a su negatividad, con candidatos a consortes presentados por sus nobles, en huelga con esa última idea es que Shouto lo obligaba a aprender a bailar, pues sería su pareja oficial de baile para esa noche esperada.

Nunca fue un buen bailarín, Denki en realidad no recordaba haber bailado en su vida de una manera tan ceremonial, pero cuando sentía las manos del Rey en su cadera y en su mano todo lo demás se volvía borroso, flotaba en el escenario y para cuando recuperaba la conciencia ya se había terminado.

—  Espalda firme —

— Si Majestad —

Un dos tres, final.

Una vuelta mas y el ensayo había acabado, con el cabello pegándose a su frente por el sudor y los pies doliendo debía hacer su reverencia para dirigirse directamente a su habitación.

De alguna manera no podía procesar todo lo que ocurría fuera del salón de ensayos, ver a los soldados correr de un lado al otro, escuchar el sonido de las espadas chocar en los entrenamiento y ver a lo lejos el fuego avivado de las armerias de la capital, todo eso le recordaba que una guerra estaba por estallar, una guerra de la cual siempre soño ser participe y ahora solo quería evitar.

— ¿Le fue bien amo? —

Quiso reír cuando escucho el florero estrellarse en la pared  junto a su rostro cuando entraba a sus aposentos, pero lo máximo que salió de él fue una sonrisa ladina mientras se acomodaba el cabello sin importarle la mirada desafiante de su mascota.

— Parece que sigues enojado Shinsou-kun, es una lastima, en verdad me encantas — Con solo chasquear los dedos un par de sirvientes entraban en absoluto silencio a recojer el desastre, en el fondo, el humano resoplaba sentándose de mala gana en la cama.

— No es uno de mis fetiches ser la mascota, de la mascota de alguien más —

Solo habían pasado un par de días desde que le había elegido como su "mascota" pero además de inteligencia, Shinsou Hitoshi poseía un enorme orgullo, lo que le complicaba el trabajo de entrar en su corazón al elfo. Ser "amigos" no parecía posible, pero el no humano solo se repetía mentalmente el porque lo hacía para no perder la cabeza.

Algo molesto por su actitud apresuro a los sirvientes a dejarles solos, hasta entonces fue que empujó al humano hasta dejarlo contra la cama y subirse sobre su estómago.

— Deberías cuidar tu boca ¿O prefieres seguir estando en ese calabozo? No creo que te hayan tratado mal aquí para que lo prefieras —

Shinsou trato de quitarlo de encima sin mucho éxito, el collar en su cuello no solo representaba su sumisión como mascota, si no, se encontraba encantado para no poder causarle ningún daño físico a su "amo" El maldito del rey Demonio lo tenía todo tan fríamente calculado que ni siquiera sus hechizos lograban activarse contra el bufón.

— Prefiero morir con mi honor intacto, como humano, a vivir una vida siendo el objeto de diversión de un no humano — Aún así, Kaminari admitia que eso era lo que le atraía más del humano, su negación, su terquedad, esa mirada filosa llena de orgullo que lo trataba de devorar.

Sonrió encantado mejorando su humor, olvidando se de la situación fuera de esas cuatro paredes por un momento abrazándole y recordando que su trabajo era ser divertido y simpático. Cuando se levantó de él sonrió como lo hacía siempre, acomodándose el traje color menta haciendo sonar los cascabeles mientras caminaba hasta la ventana de su habitación.

— Bueno, no es como que tengas opciones humano, eres interesante por eso te mantengo aquí, cuando dejes de serlo quien sabe, quizás sea el Rey quien se encargue de ti — Su mirada paso al jardín de abajo, dónde vio pasar correr a Kirishima y caer estrepitosamente en medio, quedándome hojas y pasto seco en el cabello para después levantarse y seguir su camino.

Los humanos eran complicados, su justicia se basaba en los beneficios que obtenían, en los pros y contras de hacer algo por otros, en las ganancias obtenidas de dar un paso, aún así, esos humanos seguían insistiendo que eran los dueños del mundo, los más inteligentes y los más "buenos"

¿Porque ser alguien compasivo, amable y recto se reducía en "tener humanidad"? No tenía sentido aquella frase, más sin embargo, aún así trataba de entenderlos.

— Tu lealtad a tu Rey se me hace asombrosa y molesta — Recuperando el aliento, Hitoshi volvió a sentarse en la cama mirándole con menos molestia, no entendía porque estaba pasando lo que pasaba, pero Kaminari era alguien que no le resultaba el enemigo en realidad.

— La tuya a tu raza igual a mi —

El par de miradas chocaron, con energía y complicidad por el pensamiento; no sé entendían, no coincidían, mas sin embargo, ambos querían llegar a hacerlo.

El Bufón del Rey Demonio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora