La sala de interrogatorios quedó en un completo silencio, tan solo se podía oír nuestras propias respiraciones.
—¿Laura? —Habló por fin después de un largo silencio.
—Hola, Jack. —Una media sonrisa se dibujó en mis labios.
—No es posible. —Se levantó girándose hacia Fred. —¿Cómo coño se llama?
—Laura Rodríguez. —Contestó el encapuchado.
El silencio volvió a reinar la sala, parece que mi declaración lo había dejado de piedra.
Después de casi cinco años nos volvíamos a reencontrar, aunque él parecía más sorprendido que yo.
—Es imposible.
—Bien sabes que nada es imposible conmigo.
—Tu. —Señaló al agente. —Fuera.
Fred obedeció inmediatamente y salió de la sala.
—Ven aquí. —Ordenó con aquella voz que hacía temblar hasta las piedras.
Me levanté de la silla y me acerqué a él con una sonrisilla en los labios.
—Todavía no me ha salido barba como mi hermano. —Bromeé intentando sonsacar alguna emoción de su parte.
Y sin decir palabra alguna, sus brazos rodearon mi cuerpo atrayéndome a él en un abrazo.
Ninguno dijo nada, todo volvió a quedar en silencio una vez más, pero que podía pedir si se trataba de Jack Conway.
—No sabía que abrazabas a delincuentes, o bueno. —Rectifiqué. —A personas en sí.
Cuando nos separamos él se reincorporó como si nada hubiese pasado, pero no me sorprendió.
—Bien, ahora me vas a explicar que coño hacías implicada en un carrera clandestina.
Y ahí estaba de nuevo, esa dura barrera que impedía que le volvieran a hacer daño. Así era el Superintendente Jack Conway, una persona que apagó sus sentimientos para no volver a salir herido.
—Ya le he dicho señor agente, que yo no sé de que carrera me está hablando.
—Perfecto, ¿No vas a cantar? Pues te comes una multa y calabozo por participe.
—De acuerdo, ¿Su número de placa?
—Cuando tu, muñeca, te den ganas de hablar, te daré mi puto número de placa.
Y dicho eso, me agarró del brazo y me arrastró prácticamente a una celda.
—¿Cuántos meses son?
—8 meses y 3000 euros de multa, ¡Joder, que lastima! —Se burló él después de encerrarme en la celda. —Tu, capullo. —Llamó ahora a Dan. —Métele la multa correspondiente de participe en carreras clandestinas .
—10-4 super.
Después de eso, el viejo se largó en dirección al parking trasero.
—Chsss, señorita Rodríguez. —Susurró Dan a través de los barrotes.
—¿Si?
—Si me paga ahora la multa se libra del calabozo, pero no se lo diga al super.
—Creo que acabo de encontrar al primer policía que me cae bien.
—¿Y su hermano?
—Ese es un aburrido, tu tienes más gracia. —Escuché una pequeña risa de su parte. —Y vistes mejor. —Añadí.
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𝙝𝙚𝙖𝙩𝙝𝙚𝙣 «Yun Kalahari»
Fanfic»RETOMADA« Nunca conocerás al asesino que se sienta a tu lado, y pensarás, "¿Cómo llegué aquí?" 🀀 Pero después de todo lo que dije, por favor, no se olvide... Todos mis amigos son bárbaros, tómelo con calma. → 𝘐𝘯𝘴𝘱𝘪𝘳𝘢𝘥𝘢 𝘦𝘯 "𝘏𝘦𝘢𝘵𝘩𝘦�...