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Al día siguiente apenas me dirigiste la palabra o siquiera la mirada.
Me sentó mal, me sentía mal desde ayer en verdad, y tu no te diste cuenta.

Ya sé que prefieres estar con ella pero, pensé que aún que sea te preocuparías un poco, claramente no fue así.

No teníamos práctica ese día, y tuve una mínima esperanza de que nos iríamos juntos aún que sea por una vez en mucho tiempo, pero como ya me esperaba de antemano, no fue así.

Estas yendo junto a ella, te toma de la mano y pones tu brazo alrededor de su hombro.

Ahora me está entrando frío

¿Pero cómo podría odiarla? Ella es un ángel, pero de nuevo tal vez desearía que estuviera muerta.

Ella te hipnotiza mientras yo sigo aquí, muriendo lentamente entre estos horribles sentimientos no correspondidos.

Sentí un fuerte nudo en mi garganta, salí de allí dejando de observar tal escena dolorosa y fui a mi casa.
Cuando llegué, no había nadie, así que solo subí a mi cuarto.

Me sentía cansado y mis ojos dolían, fui al baño para lavarme el rostro. Luego me quedé mirándo mi reflejo en el espejo viendo con claridad cada una de las pecas que tenía.

¿Sabes? Antes las odiaba y tu me hiciste amarlas porque decías que eran lindas, que yo era lindo, que era lindo con mis tantas pecas esparcidas por mi rostro. Pero ahora, ahora las odiaba a más no poder, todo porque ahora me hacían sentir feo y la verdad, es que realmente era feo, demasiado como para que me llegaras a besar como lo haces con ella...

De verdad que desearía ser... Heather

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©toriwz

Heather | Tsukiyama [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora