Capítulo 28

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- Creí que te quedarías más tiempo... - Dijo el castaño antes de colocar sus labios en la orilla de la taza de café.

- Tengo que trabajar. - Respondí encogiendome de  hombros. - Además no tengo una buena razón para quedarme más tiempo.

- Podemos salir. - Habló Andrew rápidamente.

Centré mi vista en su rostro y abrí un poco más mis ojos.

- Quiero decir, en plan de amigos. - Rió nervioso.

Sonreí y bajé la vista hacía la taza que estaba sosteniendo con ambas manos.

- Claro, ¿por qué no? - Levanté la vista. Andrew sonrió. - Podemos salir mañana por la noche, si quieres.

- Eso sería genial. - Ambos sonreímos.

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Me encontraba frente al televisor. Nada importante, más que las noticias aburridas de la mañana. Apagué la televisión y me recosté en el sofá.

No podía dejar de pensar en esa boda. En las palabras que Michael me dijo tan descaradamente ese día y en la manera tan inesperada en que me reencontré con Andrew.

¿Sería bueno empezar "algo" con él?

¿Qué estaba pensando? Ni siquiera tuve algo con Michael, claro que estoy en mi derecho de salir con quién quiera, al igual que él estaba en su derecho de casarse.
Pero no lo sabía, estaba confundida, no sentía algo por Andrew y no quería herir sus sentimientos, además, me iría pronto. No podría funcionar.

Tocaron la puerta.
A paso lento me acerqué y abrí.

- ¡Cariño! - Dijo Lisa con una sonrisa de oreja a oreja. - Buenos días.

- Hola... - Sonreí sin mostrar mis dientes. - Pasa.

Lisa entró al mismo tiempo que depositaba un beso en mi mejilla.

- No interrumpo nada, ¿cierto? - Se sentó en el sofá.

- Oh, no. No estaba haciendo nada realmente. - Sonreí y me senté a su lado.

- Sé que es aburrido. - Le miré. - Estar todo el día encerrada en una habitación de hotel... He pasado por eso tantas veces. - Sonrió tiernamente y ladeó la cabella hacía la izquierda.

- Saldré hoy por la noche. - Hice un gesto y me encogí de hombros.

Los ojos de Lisa se abrieron un poco más. - Eso es bueno, ¿es una persona que conoces desde hace mucho?

- No realmente... - Me limité a decir.

- Oh, creí que sí.

- Lo conocí aquí hace unos meses, pero nos dejamos de ver un tiempo.

- Supongo que lo conociste cuándo solías ser la abogada de Michael.

- Es Andrew. - Dije rápidamente. - Ya sabes, uno de los hombres de Michael.

Los labios de Lisa formaban una perfecta "o" cuándo escuchó mis palabras. - Ese hombre es muy guapo. - Me sonrió.

Reí. - Sí, lo es... - Admití.

- Que se diviertan hoy, querida. - Dijo palmeando unos de mis hombros con delicadeza.

"Solo para mí."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora