Capítulo 1

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Entre abriendo las puertas de la cafetería mas que furiosa, haciendo que todos me miraran y guardaran silencio. Estaba que me llevaba el diablo. Los murmullos de las personas, al ver mi cara sabían perfectamente a quien buscaba. Diego Dominguez. Según las porristas, había vuelto a decir una de sus muchas mentiras, donde yo me veía involucrada. ‘Diego dijo, que ella ya había estado una vez en su cama y lo volvería a estar dentro de poco’. Había dicho una anoréxica rubia a su amiga, refiriéndose a mi.


Un chico delgado, moreno y con el miedo en los huesos, me indico con su cabeza, haciendo me girar, y ver a Diego en una de las mesas. Con sus amigas y amigos. Reía, mientras toqueteaba la pierna de una de las rubias. Apreté los puños y camine a paso rápido hasta la mesa de los ‘Populares’. Ruggero al verme, dejo de reír. Luego todos lo hicieron, y segundos después Diego cayó, mientras abría los ojos y me encontraba fulminándolo con la mirada.


—Sugiero que te levantes, si es que quieres defenderte- Hable mientras levantaba una de mis delgadas cejas. Diego rió sarcástico y se levanto, haciendo que todos en su mesa, se giraran sin dejar de mirarnos.

—¿Ahora que pasa Lodovica?.
—Tu lo debes saber perfectamente- Me acerque a el con toda la intención de rasguñarle la cara, pero el fue mas rápido y me tomo de las manos, pegándome a su cuerpo.

—¡Que gatita!.
—¡Ya estoy cansada! No tienes por que inventar cosas estúpidas, sobre mi.
—¿De que hablas?.
—De lo que tu haz dicho a todos. ¡En ningún momento me eh acostado contigo! Y no pienso hacerlo ¡Nunca!.
—Eso dicen todas.
—¡Todas! Yo no soy como las demás- Diego me apretó mas a su cuerpo y me hizo gemir. Su respiración rozaba con la mía, y sus ojos esmeraldados penetraban los míos.

—Eso crees, Lodovica. Pero ninguna se resiste a mi encanto, por mucho tiempo.
—¡Eres una mierda!
—A la que deseas.
—Eres un repugnante!- Comencé a forcejear, tratando de salirme de su agarre. Todas las personas en la cafetería, estaban pendientes de nosotros, y de lo pegados que estábamos. Todos hasta las personas de la cafetería. -¡Sueltáme imbécil!.


Acerco su cara a mí, tratando de besarme, gire la cara evitando todo. De su boca salió un ‘Mejor’. Y succiono una parte de mi cuello, dejando una gran marca. El roce de sus labios en mi cuello, fue algo ardiente. Sentí como si estos me quemaran, y algo dentro de mí, se movió. Mis pezones se hicieron erectos, y sentí como si mojara mis braguitas. Cerré los ojos, y luego los abrí bruscamente. Todos miraban boquiabiertos la escena. Diego aún seguía perdido en mi cuello, y esta vez había buscado otra parte de mi cuello. Trague saliva, y subí mi rodilla, hasta darle un golpe en su miembro. Instantáneamente me soltó y se toco su parte baja.


—¡Vete a la mierda, hijo de puta!.

Y salí de ahí, dejando a Diego en el suelo. Podía sentir las miradas fijas en mí. Pero no importaba, solo quería olvidar lo sucedido. Una voz hablo dentro de mí. ‘Te gusto, aceptalo’. Mi cuerpo aún estaba caliente por dentro, y las manos y piernas me temblaban. Mi respiración era agitada. ¿Coraje? ¿Excitación? ¡No! Excitación no podía hacer. ¿Quién podía sentir excitación, por la persona a la cual aborrecía con toda su alma? ‘Uno nunca sabe’. ¿Nunca sabe? Lo único que sabía en esos momentos, era el odio y la ira, -mezclada con algo de excitación- hacia Diego Dominguez. Y según creía, nada iba cambiarlo. ‘Según creía’.

Secret sex-DievicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora