Capítulo 1

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La calidez de su pareja la hacia sentir segura, cómoda en el lugar en el que se encontraba. Era un día un poco inusual, ya que había estado todo el día en la iglesia con la excusa tonta de "No sentirse bien".

Agradecía internamente la inocencia del Diablo (¿Quien lo diría?) y su amabilidad de haberle permitido estar en casa ese día.

Probablemente Sarvin ya no lo recordase  —Habían pasado décadas — pero hoy era el aniversario que renovaba la promesa, SU promesa con Lucifer. 

Ya no vivían en el pequeño pueblo de aquel entonces, se habían mudado a un lugar mas amplio y cercano a la civilización, en parte para la educación de  —como ella la llamaba— el verdadero Karma de haberse enamorado del Rey del inframundo.

Y de su pequeño bebé. 

Ella adoraba a Razul con su alma, solía acomodarse con el cuando iba a dormir, y apretarlo dulcemente contra su pecho mientras murmuraba palabras que Razzie nunca iba a entender del todo  — No dominaba totalmente el Ruso — pero comprendía el contexto por el tono amoroso que su madre siempre tenia al murmurarlas.

Su personalidad dulce y tranquila había sido una verdadera bendición después del tormento que vino después del nacimiento de Selene, quien desde sus cinco años decidió que ella era la peor persona del universo y se mantuvo firme en su posición de odio hacia Ruvina.

Igual a Ruvina no le importaba. 

Si, muchas veces había llorado escondida en cualquier lugar de la iglesia por el dolor enorme que le producían las palabras "Te odio" en el pecho, pero no le importaba.

¿Realmente no le importaba?

Exacto.

Si te importa, y lo sabes. 

Ruvina sacudió la cabeza hacia los lados, intentando abandonar el pensamiento. 

Sarvin la había visto llorar muy pocas veces a lo largo de los años, en parte eso lo preocupaba bastante. Verla insensible lo hacía sentirse.. Extraño.

Jamás supo que Ruvina no era insensible del todo. 

El campanario de la iglesia era su pequeño lugar seguro. Cuando no estaba en casa, o merodeando por las afueras de la iglesia, se encontraba allí.

Mayormente se quebraba — pasaba el rato allí arriba, sin Sarvin, sin Razul, sin nadie. Solo ella y algunos peluches que nadie sabía que tenía.

La ayudaban a —sentir calor cuando nadie quería abrazarla— sentirse amada sin pedirlo.

Llevaba un tiempo tomando medicamentos para poder —pensar— dormir bien, era bastante agradable hacerlo. Si no —pensaba— dormía bien, algo malo podría ocurrirle a ella o a su familia. 

El pensamiento de que Sarvin podría haberlo notado todo, había merodeado su mente por un tiempo, pero el no era tan bueno expresando —no sentía— emociones de la misma manera que ella.

En parte eso era bueno. 

No quería que él lo notara. No él, de todo el que pudiera enterarse. 

El pensamiento de que él la iba a mirar con —odio— lástima y haría que él se preocupara el doble por ella la hizo sentir incómoda. 

La hizo moverse de nuevo.

Esta vez —Ya por ser la segunda vez que Ruvina se movía en su regazo, claramente estando incomoda por alguna razón— Sarvin dejó el libro que estaba leyendo y se dedicó a besar suavemente algunos mechones de su cabello, acomodándola para que estuviera cómoda de nuevo sobre él. 

El murmullo de su voz sacó a Ruvina de su mente —Extrañamente ella se perdía en si misma con muchísima mas frecuencia— y la hizo frotarse contra su pecho, en un acto de cariño. 

Ella lo había hecho desde que empezaron a acercarse mas. 

Siempre le dio la sensación de que ella quería contacto, pero no sabía como pedírselo.

El pelirosa la tomó del mentón y la hizo mirarlo, quizás un beso podría aliviar su preocupación.. O aumentarla mas.

Habían pequeñas gotas acumuladas en el ojo visible de Ruvina.

No quería molestarla y hacer que se fuera de nuevo, pero había algo raro en ella. Había notado un patrón.

Mirada húmeda, ella se desaparecía unas horas y volvía totalmente bien.

Dejaba de comer bien por días, se mantenía en cama como si se encontrase enferma, pero no importaba en que estación del año estuvieran.

Ella siempre llevaba mangas largas.

Incluso Selene — con quien Ruvina tenía una mala relación — había hablado con él sobre el extraño comportamiento de su madre.

Tenía algunos pensamientos en mente de lo que le pudiera estar pasando a su madre, pero Sarvin rápidamente la tranquilizó, apartando completamente de la cabeza de su hija —no de la suya— el pensamiento de que Ruvina pudiese estar lastimándose a si misma.

Pero había plantado la duda.

Ambos se miraron a los ojos por unos segundos, antes de que Ruvina apartara la mirada.

Era raro que ella lo hiciera.. Ruvina no era alguien que rompía el contacto visual, pero ella estaba rara. Se sentía muy rara, y Sarvin iba a saber el porqué.

Intentó hablarle, pero de su boca solo salió un murmullo débil.

— ¿Ruvina? — él intentó de nuevo, acariciando la mejilla de su pareja. — ¿Te sientes mal aún? No pareces tener fiebre.

— No es nada, Sarv. Solo estoy agotada. — no era mentira, en realidad. Pero -no- estaba cansada por una enfermedad  común, no había pasado nada en especial.

En especial.

— ¿Que ocurre, Ruvi? No pareces estar muy bien. ¿Quieres recostarte un rato? — volvió a preguntar el qué ocurría, deseando una respuesta.

Aunque el sabía que nunca lo sabria así de fácil.

Ruvina jamás decía las cosas directamente cuando se trataba de sus sentimientos.

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⏰ Última actualización: Aug 20, 2023 ⏰

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Ma Vie Avec Toi (Depressed!Ruvina X Sarvin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora