02: Bendita sea el que creó las mentas de cereza

11 2 0
                                    

—¡YA VAN TARDE, JODER!

Escucho como mamá protesta soltando cada palabra que se le pase por la cabeza, mientras da vueltas por la cocina buscando las llaves del auto. Jess y yo nos encontramos sentados en la mesa tomando un jugo de fresa con galletas como desayuno.

Y sí, vamos tarde, bueno, tarde no, muy tarde. Yo tengo que ir al colegio, Jess a unas prácticas del examen de admisión a la universidad y mi mamá al trabajo.

Se preguntarán, ¿Por qué vamos tarde? Bueno, mamá se equivocó y colocó la alarma media hora después de nuestra hora habitual para levantarnos y se puso histérica.

Algo que también le molesta a mamá es la tranquilidad en momentos de estrés como este, y se nota cuando se voltea a mi dirección con mirada asesina.

—¿¡Por qué estás tan tranquila!? Vamos tarde. —exclama moviendo los brazos de un lado a otro.

—Mis ganas de vivir son mis mismas ganas de ir al colegio.

Mamá me da una mirada de enojo.

—Sabes que no me gusta que juegues con eso.

—Ya sé, pero lo seguiré haciendo aunque no te guste.

Dejamos la conversación hasta ahí, ya que las dos sabemos que ninguna dará el brazo a torcer.

Terminamos nuestro desayuno improvisado, al mismo tiempo que mamá encuentra las llaves en ¿la nevera?

—Pero, ¿qué carajos hace eso ahí?

—Creo que las dejé allí en la tarde después que llegué del supermercado. —se queda un rato corto pensando, pero sale de su trance —En fin, ya tenemos que irnos. Suban a lavarse los dientes y rápido.

Hacemos caso a su petición, subiendo las escaleras hasta el baño. Jess y yo nos detenemos y miramos la puerta.

—Piedra, papel o tijera para ver quien ocupa el baño primero.

—Va. —me preparo doblando el cuello cuidadosamente, y ambos ponemos nuestras manos detrás de nuestras espaldas —Piedra, papel o tijera, uno, dos ¡tres!

Sacamos las manos. La mano de Jess muestra la forma de una tijera, mientras la mía un papel.

Jess salta con las manos arriba en su puesto festejando mi pérdida. De brinquitos se adentra al baño.

Quedó esperando recostada en la pared al lado de la puerta del baño, en donde escuchó como tararea una canción.

—¡¿Vas al baño a utilizarlo o a cantar?! —grito histérica —¡Sal rápido!

La puerta del baño se abre mostrando a Jess saliendo con su maldita sonrisa retorcida.

—Tranquila. Igual, tarde ya vamos.

Mete sus manos en los bolsillos del pantalón y baja al primer piso mientras sigue tarareando la canción. Dejo de mirar y entro al baño a hacer mis cosas con rapidez. Cuando bajo veo a mamá abriendo la puerta y a Jess con una paleta de caramelo en su boca.

—No te voy a reclamar nada, —comienza a hablar mamá —porque sé que te demoraste por culpa de tu hermano.

—¡Oye! —exclama mi hermano colocando sus brazos como jarras —¿Por qué supones cosas?

—Sé lo que parí, así que no reclames. Ahora vámonos.

Salimos de la casa detrás de ella. Cierro la puerta, mientras ellos se montaban en el carro. Luego me subo pero en la parte trasera. Mamá enciende el carro y nos ponemos en marcha.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 19, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

En SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora