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-Por fin - Dice Jimin sujetando con fuerza su arma semiautomática de 9mm apenas a centímetros del cuerpo de su oponente sin siquiera parpadear.

-Oh, es usted...oficial Park - Responde Jungkook con una sonrisa arrogante y retadora - Tiempo sin vernos, ¿me extraño? - Pregunta calmadamente como si no tuviese un cañón cargado justo frente a su rostro.

-Es comandante Park para ti, infeliz - Corrige furioso como siempre hacia desde que le habían asignado aquel caso cuando recién estaba graduándose de la academia.

Park Jimin había sido el agente más joven en graduarse de la academia Nacional de Policía de Seul. Tenía las mejores calificaciones, el mejor rendimiento y además también tenía la simpatía de todos sus superiores, quienes apostaban con los ojos cerrados que aquel muchacho pueblerino de Busan llegaría tan alto como ninguno de los que estaban allí presentes.

Y eso fue justo lo que hizo, pues incluso desde su primer día como oficial de bajo rango, nunca había fallado en ninguna de sus misiones, escalando progresivamente hasta su actual puesto como comandante, con un impecable récord conocido de arrestos y la mayor cantidad de criminales puestos tras la rejas de toda la historia de su división.

Excepto...por uno.

-¿Que te parece si mejor te digo cariño o amorcito? - Se burla el pelinegro solo para provocar la ira del contrario - A mí me puedes decir daddy con toda confianza, no me molesta para nada.

-Jódete Jeon, y pon esas manos donde pueda verlas, estás arrestado.

Jeon Jungkook era un peligroso criminal que se encontraba encabezando por mucho la lista de los hombres más buscados de toda Corea del sur.

Se había relacionado con asesinato, estafa, secuestro, tortura y sobre todo con la mafia y el tráfico de drogas. Lo más reciente que se había podido averiguar, era que también tenía tratos con los Yakuza, debido al allanamiento de uno de sus barcos cargados con armamento ilegal que iba con destino hacia Japón hace apenas unas semanas atrás.

Con esa interminable lista de crímenes era más que urgente colocar aquel hombre en las manos de la justicia, y eso era precisamente lo que el comandante Park Jimin había intentado hacer por casi 8 años desde que le fue asignado el caso por quién era en aquel entonces su superior, Kim Seokjin. Sin embargo, Jungkook era muy diferente de todos aquellos delincuentes con los cuales había estado tratando hasta ese entonces.

Y es que además de ser un peligroso criminal buscado, también era uno de los hombres más millonarios de todo el maldito país. Era sumamente poderoso, influyente y extrañamente inteligente, por no decir que parecía tener ojos y oídos en todas partes, ya que casualmente las pruebas que escasamente lograba encontrar en su contra, siempre desaparecían o eran desacreditadas, por no decir que medio mundo lo respaldaba de una u otra forma cada vez que estaba cerca de enjuiciarlo, lo cuál explicaba como es que aún podía pasearse libremente por las calles de Seul como si nada con sus costosos trajes Armani y sus autos último modelo, cuando su foto estaba pegada prácticamente en todas las estaciones de policía con el título de "se busca" junto a una extensa línea roja de investigación que ocupaba tranquilamente toda una pared entera.

Jimin lo detestaba.

-¿Y...puedo saber porque motivo piensa arrestarme esta vez Park? - Pregunta colocando sus muñecas en el frente como si nada - Solo estaba desayunando, y...si pague por mis huevos benedictinos y mi café, así que son muy legales. Pregúntale a la mesera si no me crees.

-¿Y todavía te atreves a preguntarme porque? - Replica Jimin mientras lo esposaba casi con algo de satisfacción en su ser - ¿Crees que llevo casi una década tras de ti solo por mero gusto mío? ¿porque ayudas a las ancianas a cruzar la calle y reciclas la basura? - Bufa lleno de sarcasmo.

Escuadron 1301Donde viven las historias. Descúbrelo ahora