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Jungkook fue el primero de todos en lograr recuperar la conciencia.

Estaba desorientado, adolorido, las apretadas esposas metálicas se habían clavado en sus muñecas hasta dañarlas, y además sentía que tenía sangre seca por todo el rostro, sobre todo en la nariz y en la frente, por no decir que cuando intento incorporarse en su sitio, fue que se dió cuenta de que la patrulla en la que iban se había volcado terminando de cabeza, además de que ahora todo estaba muy oscuro porque ya era de noche. El costoso rolex dorado de su muñeca a pesar de tener ahora el vidrio roto, lo corroboraba con la muy avanzada hora que mostraba.

¿Pero cuanto maldito tiempo había estado ahí tirado inconsciente si apenas estaba desayunando cuando Park entro en el restaurante junto con su equipo?

¿Que acaso nadie había notado que una patrulla de policía había tenido un accidente de tránsito en plena avenida principal?

¿Cómo es que no habían intentado auxiliarlos o siquiera hacer una simple llamada a emergencias?

¿Y dónde mierda estaban Shownu y Wonho que todavía no habían aparecido hasta ahora por ninguna parte, cuando su jefe, es decir él, incluso había terminado dando vueltas dentro de una jodida patrulla de policía? Había sido muy específico cuando dijo que tenía una muy importante cita esa noche a la cual no podía faltar, y ahora simplemente la había perdido por una tontería.

Nada en este escenario estaba bien para Jungkook y eso lo hacía enfurecer en demasía. Alguien sin duda iba a ser despedido hoy de su puesto, o a recibir una bala entre el medio de las cejas apenas pudiera salir de aquella chatarra en la cual se encontraba metido.

Todo tenía que hacerlo siempre él mismo.

Se arrastró con cuidado de no incrustar aún más cristales y trozos de metal de los que ya tenía de por si en su cuerpo, y avanzo incomodamente como una serpiente por el suelo...o el techo, lo que sea...hasta el pequeño espacio que había dejado lo que solía ser antes la ventana del auto junto a él. Luego, aparto con ayuda de su saco los filosos restos de vidrio roto que habían quedado de la misma y comenzó a atravesarla con lentitud, hasta que por fin logro salir de aquella prisión, incorporándose para encontrarse con el más absurdo panorama que jamás se habría podido imaginar.

-¿Pero que...que carajos? - Pensó en voz alta casi sin poder creer lo que sus ojos estaban observando.

Aquello...era un completo...desastre por dónde sea que lo vieras.

Y es que al parecer ellos no habían sido los únicos en haber tenido un accidente de tránsito aquel día, sino que medio mundo en esa misma avenida también lo había tenido, o por lo menos eso era lo que parecía debido a la gran cantidad de automóviles chocados y volcados de todo tipo que podía ver a su alrededor.

¡Incluso había uno envuelto en llamas, esa mierda podría explotar en cualquier momento, ¿dónde estaban los jodidos bomberos cuando uno los necesitaba?!

Mejor dicho...¿dónde mierda estaba todo el maldito mundo?

Desde que se había despertado, no había visto ni escuchado ni siquiera a una sola persona, y eso que se encontraba en una ruidosa y bastante concurrida avenida principal donde si había algo que siempre sobraba además de un infernal tráfico, era muchísimo ruido y gente por todas partes.

Gente que no estaba ahora por ningún lado. Y eso, junto con el increíble silencio sepulcral en el que de repente se encontraba dónde podía incluso escuchar su propia respiración y latidos cardíacos, era demasiado sospechoso para su jodido gusto.

Sin duda algo realmente malo había sucedido y necesitaba averiguar urgentemente que era. Pero para eso, primero tenía que salir de las calles e ir rápidamente de vuelta hasta su mansión.

Escuadron 1301Donde viven las historias. Descúbrelo ahora