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2017
Dos personas se encontraban en aquella bodega sumergidas en silencio, simplemente analizando la mirada del contrarío, buscando quien estaba más vacío de los dos
- Mikey, ¿Cómo llegamos a esto? - fue lo primero que dijo el ahora peli-negro, desde la primera vez que mató a alguien su vida se volvió como un disco rayado, solo se repetía una y otra vez la misma escena en su cabeza.
El rubio no dijo ni una palabra, aún no entendía porque su mayor lo había citado en aquel lugar
- Perdón Manjiro, perdón por haberte dejado tomar el camino de la oscuridad, perdón por haber perdido la cabeza ese día, por no haber estado para ti en aquellos momentos dónde más me necesitabas, en verdad lo siento - otro silencio, el moyor tenía lágrimas en sus ojos pero no salían, no sé lo permitía - me siento tan culpable, cada día me siento más, y más culpable, y solo pienso... Solo pienso en la horrible persona en la que me he convertido
Y era verdad, ahora mataba a sangre fría, personas inocentes murieron, el las mato, pero no se sentía culpable y era lo que lo hacía sentir más miserable
- Lo intente, intente ser un buen hermano mayor, intente ser como el, te lo juro, intente ser tan bueno como chinichiro pero mírame, soy un fracaso, un mal hermano mayor no los pude proteja a ninguno, ni a ti, ni a Yuruichi, ni a Emma... - su voz se entrecorto - lo siento tanto - en su desesperación saco el arma que tenía guardada, quitó el seguro y la puso en su cabeza, solo había una bala, solo una - Manjiro, si pudiera retroceder en el tiempo... Te compraría unos dorayakis - y disparo, el fuerte sonido se escuchó por todo el lugar y fuera de este, un golpe seco sonó, anunciando la caída del cuerpo, anunciando la muerte de Takatsuji Suguru
El rubio solo lo miraba, sus ojos estaban abiertos de para a par, la única persona que le quedaba se había acabado de suicidar frente a el.
No sabía cuánto tiempo se había quedado ahí, simplemente viendo cómo la sangre sale del cuerpo de la persona que alguna vez fue su hermano, las sirenas de la policía se empezaron a escuchar a la distancia, tenía que salir de ese lugar lo más pronto posible
Pero antes de irse tomo el panda de peluche que se hallaba en el suelo lleno de sangre de su antiguo dueño, giró su rostro una vez más, para después irse diciendo unas últimas palabras mientras lágrimas salían de sus ojos
-Te perdonó... Pero... No hay nada que perdonar, nada de esto fue tu culpa...
Al llegar la policía solo encontró el cuerpo sin vida de Takatsuji Suguru
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