Capítulo único.

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"Lo siento, Levi

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"Lo siento, Levi... No llegaré para noche buena. Los vuelos se han retrasado por la tormenta de nieve y aún sigo en el aeropuerto. Enviale saludos a Haise".

Releía una y otra vez ese mensaje en su celular. Bloqueó el móvil y soltó un largo suspiro.

Un balbuceó hizo que levantará la mirada, desde un pequeño corral para bebés intentaba pararse para llamar la atención de su padre, pero fallaba en el intento al caerse sentado.

-Eres un maldito bastardo, Erwin Smith. -Murmuró y se acercó para cargar al pequeño blondo, que era una pequeña calcomanía de su lindo, pero estúpido esposo, a pesar de que no fuera ni siquiera por asomo un hijo biológico.

Las luces encendidas del árbol acapararon su atención. Se sostuvo con firmeza del suéter marino de Levi y río angelical. Su suave risa inmaculada lenificó su ceño y movió con su pie la caja de los adornos restantes. Seria mejor que se dedicará al pequeño Haise.

La tarde paso de una forma tortuosamente lenta. Era 24 de diciembre y aunque tuviera la compañía de su pequeño hijo en noche buena, se sentía extremadamente solo y vacio. Sus navales no se despegaban del condenado aparato en la espera de algún mensaje de Erwin, quien no había tenido siquiera la molestia de volver a marcarle desde ese mensaje que le había sentado algo mal.

-¿Crees que deba quebrarle las piernas por habernos dejado de lado en tu primera navidad? ¿Qué dices, Haise?

De una forma tonta charlo en un murmuro con el niño como si pudiese entenderle. Peinó sus cabellos y bajó su mano por su mejilla, acariciándola. Solo serían ellos dos en esa triste noche, y a pesar de que no le gustarán las festividades, no admitiría de forma abierta que quisiese pasar su cumpleaños en compañía de su esposo.

El reloj de la sala dio aviso de que la media noche había caído, pero junto a ese sonido también le fue acompañado un piqueteo en la puerta, alertándolo.

Miro a Haise, primero asegurándose por la integridad de él y luego, en un paso lento como si fuera un minino asustadizo, camino hacia el ventanal de la sala principal, sinuoso quiso ver a través de los cristales, moviendo apenas la cortina, pero entré los mantos de nieve no llegaba a distinguir quién pudiera ser.

-¿Quién es?- Su tono fue tajante. Era demasiado raro que a esas horas de la noche alguien tocará a su puerta.

-¿Puedes abrirme? El frio me está calando los huésos y no es para nada agradable,

Esa voz... No entendia que santo habia adivinado sus plegarias silenciosas por qué él estuviera esa noche ahi presente, pero ahi estaba, su voz tan ronca debido al frio desde el otro lado de la puerta lo hizo estremecer, estaba emocionado, pero no lo admitiría.

Quito el seguro y giro el pomo. En el umbral estaba él, tiritando del frio y con varias bolsas en sus manos. La maleta se había caído al suelo debido a que en su otra mano sostenia un ramo de flores bastantes peculiares.

-Eres un bastardo hijo de puta, Erwin Smith. -Seguido de tal "dulces" palabras lo golpeó en la cabeza. Se lo merecia, pensó.

Antes que tuviera tiempo de quejarse lo abrazó con fuerza y escondió su rostro en su pecho. Fue envuelto en esos grandes brazos, sintiendo la calidez que definia como su hogar.

-¿Por qué no me llamaste...? Dijiste que quedaste varado en el aeropuerto. -En un murmuro suave levantó su cabeza y lo miró fijamente a sus ojos azules.

-Fue una pequeña mentirita piadosa. Feliz cumpleaños, Levi...

Sus pequeñas muestras de amor fueron interrumpidas por una risa. Automáticamente ambos giraron el rostro, mirando al energético Haise riendo y siendo cómplice del afecto de sus papis.

Erwin también sonrio al verlo y camino hacia él, sacándolo de su silla de seguridad y cargándolo en brazo.

-Y feliz navidad para el pequeño tesoro de papi. ¿Qué tal si acomodamos los regalos que traje y mañana veremos qué le tocó a este pequeñito?

Rodeo los hombros del azabache y se dirigieron al árbol de navidad. Levi se habia esmerado en decorar todo en la ausencia de Erwin. Quería que la primera navidad del pequeñin fuera especial, y claro que las fotos no faltaron.

Acomodó el obsequio debajo del pino, pero se percató de algo, un detalle muy importante. Pestañeó realmente asombrado de que a Levi se le olvidará un detalle tan importante como la estrella.

El menor captó de inmediato que iba a decir, por ello lo interrumpió negando.

-Sonará patético y cursi... Pero quería poner la estúpida estrella contigo. Si dices alguna estupidez te cortaré el pene, Smith.

Era suficiente esa amenaza para que no dijera un comentario estúpido. Erwin sonrió nervioso y negó.

Tomaron la estrella dentro de la caja al mismo tiempo, inclusive la pequeña manita de Haise tomó el plástico dorado, y con cuidado, la pequeña familia la colocó en la punta, dejando ahora sí el árbol completo.

-Feliz navidad... Son mi mejor regalo.

Sus palabras fueron sinceras. Despeinó el cabello del rubiecito y lo abrazó con cuidado. Se sentía completo.

Levi no podía pedir más. Tenia todo lo que siempre habia soñado y ese era su mejor regalo de cumpleaños.

Ver a los dos amores más grandes de su vida solo hizo que sonriera, y en un impulso tomó el suéter de Erwin, y de puntillas le robó un beso.

-Feliz navidad, bastardo grandulón.

Definitivamente, la verdadera estrella de medianoche era Erwin, quién iluminaba toda oscuridad que prevalecia.

Haise era el producto de la felicidad de ambos. La consagración del amor que se tenían a su manera.

 La consagración del amor que se tenían a su manera

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