La Preparatoria

52 3 4
                                    

Corría por las amplias calles con el amanecer a mis espaldas, el aire congelado me inundaba las fosas nasales. Estaba llegando tarde, muy tarde.
Traía puesta mi sudadera negra, que era del mismo negro de mi cabello haciendo que mi piel blanca y mis brillantes ojos morados se distinguieran más.

Por suerte llegué 5 minutos antes de que el timbre de la escuela sonara.

-Eh, miren todos, ya llegó el emo de Dragonea- gritó Brad, el chico "más popular" (aunque para mi el más descerebrado) de mi generación, que lo único que hace es hacerme menos y reírse de mi, aunque el tampoco es la gran cosa como todos los demás creen-¿Que vas a hacer ahora Leo? ¿Cortarte las venas?¿Por qué no mejor te vas a cortar el pelo?- él y todos, o al menos la mayoría del aula, comenzaron a reír, yo, sin prestarles atención, me senté en mi lugar en la última fila.

-Buenos días clase- entró el profesor Hanks en el aula, aunque yo no estaba prestando atención, no es que historia sea la materia más aburrida del mundo, pero estaba completamente perdido en mis dibujos, los cuales ilustraban la viva realidad del mundo de los dragones. Brad y sus colegas utilizaban esos dibujos como una oportunidad para burlarse de mi.

En el descanso mis brillantes ojos hacian ruido y me terminaba sentando solo sin nadie con quien hablar y sin nada que comer ya que la comida de la cafeteria era bastante asquerosa para mis sensibles papilas gustativas.

¿Cómo es posible que en toda la maldita escuela no haya ni una sola persona con la cual pueda compartir mis gustos y platicar? que no me tenga miedo o que no se burle de mi. Al parecer no existe ninguna persona así en toda la maldita preparatoria o al menos no me la han prescentado.

Al terminar las clases, me dirigí a mi lugar habitual; la mesa que se sitúa a un lado de la ventana en el café Le Amour donde siempre me reciben con una gran sonrisa que me hace sentir bien.

Con un capuchino en mano, me dispuse a analizar a las personas que pasaban por delante del local; algunas iban apresuradas y otras iban con audifonos bailando a lo idiota, aunque me rei, me puse los mios y puse la canción de "Enter Sandman" de Metalica, una de mis canciones favoritas, me la sabia completa.

Dieron las 3:00pm y recordé que Ryu tenia clases en la tarde y salía hasta las 4:30pm por lo que seguí tomando mi café con tranquilidad hasta que un curpulento y amenazador hombre entró a la cafetería y se acercó lentamente a la caja para pedir, yo sólo me le quedé viendo, analizandolo, aunque, al parecer, se dio cuenta.

-¿Tu qué tanto me miras?-dijo acercándose a mi mesa-¿buscas problemas? Pues al parecer los encontraste- preparó su puño para estamparlo contra mi rostro pero, como la situación lo requería, no tuve otra opción; miré por mili segundos al piso para acto seguido tomarlo por la muñeca y torcerlo hasta que quedase de espaldas a mi, sabia perfectamente que mi estabilidad psicológica se había debilitado, mis globos oculares se oscurecieron y mis pupilas brillaron más que nunca.

Nosotros, los seres mitad dregones, nos pasa algo peculiar, cuando nuestras emociones estan tranquilas, tenemos, algunos, la pupila del ojo como la de los humanos y otros con la pupila de linea (como yo). La mayoria de las veces ese aspecto humano desaparece a causa de sentimientos destructivos como la ira, el odio y el remordimiento. Este cambio no es solo del aspecto sino que también causa una fuerza sobre humana y la capacidad de abrir las alas y volar. Algunos lo saben controlar y otros no, en mi caso si que lo puedo controlar... bueno aveces, por otro lado mi hermano Ryu no puede.

No podía arriesgarme a que más gente me viera, tenia que salir de ahí lo más rápido posible.

DragoneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora