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-"Muy bien... Aquí vamos..." Wakasa suspiró para prepararse estando de pie frente a la jaula de aquel leopardo

Este estando escondido en alguna parte de la jaula.

Tu padre le había recomendado darle primero carne cruda para que sepa que él le está alimentando y tenga confianza cuando él esté cerca.

Tomó un trozo de carne de una cubeta y la lanzó dentro de la jaula, intentando ver si el leopardo se asomaba.

Tal vez deba hacer algo de ruido...

Pensó golpeando un poco las rejas.

Y tuvo que alejarse rápido de estas, el animal yendo enseguida a intentar morder su mano.

El leopardo lo miró como si fuese su presa, luego sintiendo el olor de la carne, y acercándose a donde estaba el trozo, olfateandolo con desconfianza.

-"Anda, puedes comer" le dijo sonriendole leve

El leopardo sólo se acostó al lado del pedazo de carne, sin darle importancia, mirando fijamente al muchacho.

-"Ya veo... Quieres comerme a mi" suspiro "Debo agregarte a la lista entonces" lo quedó mirando

Era extraño.

Los dos se miraban con tranquilidad, pero a la vez esperando que alguno hiciera algún movimiento.

-"Sabes? Te voy a llamar Ika! Me dijeron que no tienes un nombre, y todos aquí tienen así que yo te daré uno, te parece bien?"

Ika sólo se levantó de su lugar para volver a desaparecer entre la vegetación que adornaba la jaula.

-"Es como si me entendiera y optara por ignorarme..." se quejó suspirando "Esto va a ser más difícil de lo que pensé..."

Los días pasaban, y Wakasa ayudaba en todo lo que podía a tu padre con el zoológico, en el transcurso del tiempo pudieron conseguir a dos personas más para que se unieran al equipo y ayudaran, lo cual hizo que las cosas fuesen más fáciles.

Pero Wakasa tenía un desafío diario el cual no era un trabajo sencillo.

Y ese era, ganarse la confianza de Ika.

Un pequeño avance que había conseguido, era que comiera la comida que le daba.

El primer tiempo la rechazaba rotundamente, desconfiaba de cualquier acción que hicieran los humanos.

Y tuvieron un par de problemas, tres veces el animal hizo llorar a niños, que se acercaron mucho a la reja y casi fueron heridos.

Lo bueno es que nunca llegó a nada serio.

Actualmente el leopardo solo opta por ignorar a las personas que lo observan, pero no tolera que se acercen demasiado a su jaula.

Es como si ya hubiese marcado que ese lugar es su territorio, y no le gusta que lo invadan.

-"Estás seguro de esto?" tu padre le preguntó al chico mirándolo con cierta preocupación

-"Creo que ya se lleva bastante bien conmigo..." él respondió "No le fastidia que toque su jaula, e incluso me deja verlo comer, quiero avanazar un poco más... Además de que lo he visto cogear... Algo le debió haber ocurrido, necesito ayudarlo"

-"Ah... No me enorgullese tener esto" el hombre dijo mirando la pistola que tenía "Pero si hace algo inoportuno... No dudaré en darle con un dardo para dormirlo, no debe herirte"

Wakasa asintió abriendo la puerta de la jaula con cuidado y entrando a la misma.

No veía al animal por ningún lado, hasta que se cruzó con sus ojos.

Ika se veía furioso, teniendo sus ojos fijos en Wakasa, se movia con cuidado como si fuese a cazar, pero se notaba su mal caminar.

-"Tranquilo, tranquilo..." dijo suave "Sólo quiero verte... Sé que tu pata está mal... Necesitas ayuda" se intentó acercar, pero cuando dio un paso al frente Ika le gruñó

Siguió intentando acercarse con cuidado.

Pero el animal perdió su paciencia, sintiendose invadido por el chico.

Y no iba a dudar en recordarle, que ese era su territorio, y que él no estaba invitado.

En un rápido movimiento Ika saltó hacia el chico, listo para atacarlo.

Era cuestión de ver, quien de todos era más rápido en aquella situación.

Domadora - Wakasa x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora