uno.

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Sana movía sus dedos con nervios, se mordía el labio con insistencia y sentía su corazón acelerarse.

Alzó su vista y busco a Dahyun, la vió del otro lado de la ventana de aquel café, la pelinegra alzó sus pulgares para preguntar si estaba todo bien, con la que Sana negó ligeramente, Dahyun rodó los ojos y sonrió ampliamente, tocando sus mejillas, indicándole a la pelirroja que hiciera la mismo.

Sana sonrió de forma forzada y Dahyun hizo una expresión de "Está excelente" mientras hacía un gesto de "Ok" con su mano.

Sana pensó que estaba haciendo el ridículo y rió con honestidad.

Ese día tenía una cita, después de cagarla ya cuatro veces en las últimos meses, Dahyun le había dicho que se tome un tiempo y volviera a intentarlo de nuevo.

Así que era la primera cita que tenía en semanas.

Y su cita estaba llegando tarde.

Dahyun señaló hacia la puerta, haciendo gestos raros, para indicarle que ya venía, de inmediato, Sana volvió a ponerse totalmente roja y sintió que el aire le faltaba, al mismo tiempo que la puerta se abría y entraba, la chica le dedicaba una sonrisa vergonzosa, la mirada de Sana no pudo evitar ir hacia sus piernas, expuestas por la minifalda que llevaba, sus tacones sonaron cuando se fue acercando a la mesa.

— Disculpa mucho la tardanza— la chica hizo una reverencia—. Tuve un problema con mi gata.

— Oh, no llevo mucho tiempo aquí tampoco, no hay problema— dijo Sana con su mejor sonrisa— ¿Qué le pasó a tu gatita?

Con eso dió comienzo a una charla amena y que iba muy bien, Dahyun las veía hablar, sonreír reír por las chistes tontos y suspiró de alivio, con una mano en el corazón, creía que finalmente Sana estaba consiguiendo algo con alguien más, por más que le dolía dejarla ir, ella lo merecía, por eso la estaba ayudando en todo eso.

Habrán sido dos minutos en las cuales no la vio y la dejó para que siga sóla, y no sabe qué podría haber hecho para cagarla tan rápido pero tal como entró, la chica salió del lugar.

Al verla se volteó de nuevo hacia Sana, abrió sus brazos hacia ella.

— ¿Qué verga, Sana?

Sana asintió avergonzada, pagó y salió rápidamente de allí de nuevo, yendo hacia Dahyun, con un mohin.

— Hablé de tí— murmuró.

Dahyun suspiró de forma pesada, y rodó los ojos.

— ¡Sana! ¿Otra vez? ¿Qué te digo siempre?

— Que no se mencionan a las ex en las citas nuevas.

— Nunca, Sana, nunca.

Sana asintió.

— Venga, pasamos por el parque para tu algodón de azúcar de consolación y a casa.

Sana sonrió.

Dahyun pasó un brazo sobre sus hombros y comenzaron a caminar a la par en silencio cómodo, hasta el parque, donde pararon por su algodón de azúcar y continuaron el último tramo con un Sana comiendo una "porquería azucarada" según Dahyun.

Tirada en el sillón de la sala, mirando el techo, Sana volvió a preguntar le mismo que otras veces:

— ¿Y si no estoy hecha para el amor?

— Sana, a mí me amaste bien, y nos fue muy bien, ¿Por qué no podrías hacerlo de nuevo?

— Porque no eres tú, ¿Quizás?

Dahyun rodó los ojos, y siguió comiendo del cereal con yogurt que se había preparado durante la depresión de su exnovia.

— ¿Dahyun, quieres volver conmigo?

Dahyun en verdad quería.

— No, Sana— respondió automáticamente y con desinterés—. Busca a alguien más, hay mucha gente dispuesta a estar con una chica tan bonita y maravillosa como tú.

Sana sonrió con mera vergüenza.

Ella siempre le preguntaba a Dahyun si quería volver, pero la menor siempre respondía que no, y por más que sabía el por qué, le dolía igual.

ghost of you; saidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora