PROLOGÓ

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Alguna vez has tenido la sensación que todo lo que te rodea es una mentira, pues así es como se siente Eva después de la muerte de su hermana. Elisa, era la clase de chica con la que podías entablar una conversación fácilmente y desearías que nunca terminara, te daba esa confianza en cuanto cruzaban la primera palabra, si la describieran dirían que era la chica perfecta, la alumna perfecta, la amiga perfecta, hija perfecta, pero sobre todo era la hermana perfecta.

Cuando Eva encuentra una caja con cartas que le pertenecía a su hermana sus intentos de pasar página se ven fallidos al leer la vida de su hermana, ¿se mantendrá en el pasado o esa será su solución para poder avanzar?

La relación de hermandad no era todo de color rosa, discutían como todas las hermanas, pero sin importar que siempre podían contar con la otra, si tenían un secreto la primera en saberlo era la otra, eran sus confidentes, no podían estar más de un día peleadas o sin hablarse porque siempre alguna de las dos iba a la habitación de la otra con helado como disculpa. Eva no solo perdió a su hermana perdió a su mejor amiga, a su confidente, a su otra mitad, lo sé suena cliché pero poder tener esa gran conexión con un hermano o hermana no es tan fácil y no cualquiera la tiene y ellas lo sabían, Elisa era tal vez la única persona que estaba con Eva en todos los momentos, momentos de alegría, momentos de tristeza hasta momentos donde lo único que quería era estar en silencio observando el cielo en la noche o en la habitación mirando a la nada cada una perdida en sus pensamientos.

Proverbio Checo dijo "no te protejas del dolor con una valla, sino más bien con tus amigos", sentir dolor no está mal y tampoco expresarlo, el desahogarte solo te ayuda, pero con tus amigos o gente cercana a ti lo hace aún más, es de humanos sentir dolor, ese nudo en la garganta, ese sentimiento en el pecho que hace que lo único que quieras es un abrazo sin palabras ni nada simplemente un abrazo, un abrazo dice más que mil palabras y ellas eran la prueba de ello, cada que alguna estaba pasando por un mal momento no tenían que decir nada, ni una sola palabra, con el simple apretón de manos, el abrazo o el beso en la cabeza sabían que no estaban solas.

Solo tu y yo...SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora