La clases pasaban tan lentamente como siempre, sin embargo, no quería llegar al descanso, fuese lo que fuese lo que quisiera esa chica no podía ser bueno.
El chico que me había conocido hace no demasiado tiempo me seguía mirando, cada instante. Al principio no me importó pero me empecé a sentir incómoda porque en realidad no sabía nada sobre él.
Las primeras clases empezaron a terminar y el último timbre antes de nuestro descanso acababa de sonar.
El resto de alumnos estaban aliviados, se unieron en varios grupos y por un momento se olvidaron de mí.
Pude ver a Verónica en medio de toda la clase, quien, al ver como la gente me ignoraba pareció indignada. Ella miró a su alrededor rápidamente como si le pareciese imposible, asegurándose de que todo era real. La ira en sus ojos era clara.
Una gran sonrisa apareció en mi cara. Me hacía gracia verla así. Hace dos días nunca me había dirigido la palabra y en tan poco tiempo ya había averiguado lo fácil que era hacerla perder los nervios.
–¡Atención! –gritó Verónica intentando llamar la atención– Creo recordar que tenemos una invitada –su tono era dulce pero yo sabía demasiado bien que también era falso– ¿Se os había olvidado? –hizo una pausa para mirar a su alrededor y prosiguió– Se que algunos no lo sabéis así que lo diré ahora mismo. Las pruebas de Emily Cromwell ya pasaron, pero dada la dificultad de la hora, como prueba de nuestra generosidad, te daremos una nueva oportunidad.
Me había quedado pasmada. ¿Como que una nueva oportunidad? Yo no quería una nueva oportunidad, es más, ellos nunca daban segundas oportunidades.
Yo no era la única sorprendida. Todos empezaron a cuchichear y mirarme como si hubiese cometido un delito. Uno de los chicos de la sala dio un paso hacía Verónica y se dispuso a hablar.
–¿Segunda oportunidad? ¿Estas bromeando? –dijo el hermano de la chica amenazante
Nicholas Ant era el hermano de Verónica. También uno de los más populares. La mitad de las chicas del instituto se mueren por besarle. Nadie especial desde mi punto de vista.
Verónica miró a Nicholas con una mirada asesina. Era demasiado evidente que no se llevaban bien. A pesar de su similar personalidad. Si Nicholas fuera una chica, serían como clones.
–¡Nicholas! –ella se acercó a su hermano desafiante y le susurró algo al oido.
Nicholas la miraba como si estuviera loca negando con la cabeza como para decirse a sí mismo que lo que le había no hiba a funcionar.
Sin duda tramaba algo.
–Emily, querida –añadió con su envenenado tono- estate atenta, –me miró desafiante casi con cara de burla– esta no es tu antigua clase.
La mire atenta a cualquier movimiento que me pudiera decir a que venía este espectáculo.
Miré a mi lado, Nicholas me miraba horrorizado, con odio en sus ojos.
–¿Si? –la voz de Verónica me pilló por sorpresa.
Di un paso hacia el frente intentando resaltar mi seguridad, tan inexistente como la honestidad en su tono. Sin embargo nadie pareció notarlo. Me recogí el cabello tras mi oreja y mantuve el contacto visual desafiante.
Sabía que acabaría arrepintiéndome de esto pero no me detuve. Eso era lo peor que podía hacer, detenerme, no articular palabra e irme con la cabeza gacha y las palabras en la garganta solo demostraría que era vulnerable y eso exactamente era lo último que quería hacerles pensar.
–¿Quieres comprobarlo? –la sonrisa en mi cara apareció por si sola y me arrastró a seguir hablando– ¿No, Verónica? Rétame.
Otra sonrisa apareció en la cara de Verónica. Me sostuvo la mirada y dejó de lado la cara de niña buena.
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ꨄ︎Lᴏ ǫᴜᴇ sᴀʙᴇᴍᴏsꨄ︎
Teen FictionEmily espera que su tercer curso en el insti sea como cualquier otro pero cuando la cambian a 3A comprende que eso es imposible. 3A es una clase muy distinta llena de secretos, pruebas, retos y mucha popularidad. Cuando entras en la clase tienes do...